El partido anterior, de local, iba ganando por diez y por más de diez durante todo el partido, sobre el final ganaba por un punto y tenía dos tiros el pibe Bourquín. ¿La lógica? Prever que pudiera errar los dos, entonces había que apostar todo a defender faltando apenas quince segundos. ¿Erró los dos tiros? ¡Así es macho, erró los dos! ¿Y la defensa...? Bien, gracias, agarró la pelota Echagüe y se la mandó a guardar sobre el pito del final. ¿Caras largas? ¡Qué te parece! Hasta lo quisieron pelear a Cotonaro el técnico de Alma Juniors. Otro partido ganado que se pierde sobre el final. Un drama.

Alma Juniors se fue a Salta a ganar o ganar. ¨A estos le ganamos porque se fue el americano, están descendidos, no tienen plata y son los últimos¨ Todo eso y mucho más se decía y se esperaba, pero nada de eso sucedió, mas vale sucedió todo al revés, porque Alma Juniors perdió. Sí, perdió, perdió 103 a noventa y pico, dominado por el último y descendido Hindú de Resistencia.

Alma Juniors tiene que hacer un humilde balance de lo que hizo el año que pasó. Año que debe borrar de su memoria porque fue un mal año, con malos desempeños, con el ochenta por ciento de los partidos perdidos y con un equipo desparejo y agónico en los últimos minutos. Por supuesto que Alma Juniors puede hacer eso o seguir escuchando a los loros que cuando perdía salían a disculpar la derrota. La ingenuidad de los amigos de Alma le hicieron creer que no viendo la derrota esta no existía, pero sí existe. Para colmo existen tantas chances para conservar la categoría que parece imposible que un equipo, respaldado por un Club ordenado y bastante poderoso se caiga al fondo de la tabla y ahora esté con los calzoncillos en la mano. Era imposible perder en Chaco, según decían los loros que le ponen paños fríos a la hinchada de Alma, no puede perder, no puede perder, ganamos por diez, por once o por doce. Perdieron, perdió otra vez Alma Juniors, tal vez por hacer caso a dulces elogios que los repetidores de macanas cambian por publicidad. Lamentable.