Cuando Alma Juniors pierde, como perdió tantas veces, todos empiezan a hacer votos por la tristeza y eso no es nada, los pibes que se entrenan empiezan a angustiarse y a pensar que no están para llegar a las ligas superiores. La televisión nos muestra un deporte dinámico cambiante, colmado de atletas increíbles y, nosotros, vemos en los americanos que llegan una representación concreta y cercana de aquello que parece tan lejos. Pero nunca tan lejos como cuando pierden nuestros equipos, cuando juegan horrible, cuando vamos a ver partidos que son más parecidos a un picado que a otra cosa. Por eso cuando gana Alma Juniors se enciende la ilusión, se levanta la autoestima y eso es bueno. Seguí ganando entonces. Poné el Alma.

Echagüe de Saladillo no fue tan fácil, el negro Ferguson tuvo dos pelotas fundamentales sobre el final, en una metió los dos tiros cobrando una falta que le hicieron a el mismo y en la última también fue protagonista. Alma Juniors ganó solo por un doble, 79 a 77 fue el cierre, pero lo importante es que ganó. Ahora respira y espera a Hindú esta semana.

Y para colmo la racha sigue, ahora le ganó 84 a 73 a Indú de Resistencia, otro que anda de mal en peor. Cuando le dan la pelota al morocho Ferguson parecería que la cosa se hace más simple. Alma Juniors tiene que entender que para conservar la categoría a la cual accedió de tan original manera debe probar con nivel de juego que tiene regularidad y que siente la camiseta más allá del profesionalismo crónico de algunos jugadores. Alcanza y sobra con un poco de corazón, lo otro, lo supuestamente profesional no sirve ni para empezar. Que sigan los triunfos por el bien de todos los que quieren y sufren el basquet de la ciudad, que no empezó con esta liga nacional, tiene historia y de la buena.