En el tema de seguridad hay que ser exagerado.
Es cierto. Lo que pasa en lugares que no han previsto este asunto es a todas luces dramático.
Hoy literalmente, hay lugares en que no se puede salir a la calle.
Piensen que no se puede ir a correr.
No se puede dejar la casa sola.
No se puede dejar el auto ni por un instante abierto.
Es peligroso tener plata.
Es peligroso tener hijas mujeres.
Es peligroso salir de noche.
¿Cuánto estaría dispuesto a pagar un tipo que vive mirando para todos lados por disfrutar de la confianza que disfrutamos acá?
¿Cuánto paga un tipo por estar encerrado en una casa segura?
En un country.
¿Es segura la seguridad de un country?
Son temas que a nosotros nos resultan impensables.
Ni siquiera son temas.
El asunto de cortar a las 10 de la noche la venta de alcohol nos parece infantil.
Nos parece irracional. Anticonstitucional.
¿Cortar a la 12 de la noche? Es lo mismo que a las diez.
Tal vez reduciría la bronca de algunos vendedores de porrones a la mitad.
La otra mitad seguiría despotricando diariamente contra el ejecutivo radical.
Dialectica diaria. Cliente por cliente.
Los menores que toman alcohol son responsabilidad de la policía.
Mejor dicho la policía debe evitar que se le venda alcohol a los menores.
¿Alguien cree que eso es fácil?
No es fácil. Porque hay que estar ahí al lado de la barra. Toda la noche. Porque es expendio según la ley. Expendio. ¿Qué carajo es expendio? Hay que interpretar para no meter la mata. No es fácil.
La seguridad no te la regala nadie. Es un punto de llegada. Hay que equivocarse mucho. Porque hay que aprender y adaptar las normas a la gente. A los problemas que tiene la gente. El ejecutivo Municipal y la policía son en definitiva los que ponen la cabeza. Los que van al frente. Muchos de los que plantearon la represión se borraron practicando el famoso "animémonos y vayan".
El ejecutivo con una ordenanza en la que participaron todos al final, a la hora de los bifes, o mejor a la hora de aplicar la ley seca,  queda solo. ¿El consenso?
Bien, gracias.
La policía entra en los boliches bailables y controla a los menores, procede.
La policía sola. Prudente. No debe exagerar porque sería peor, los chicos se irían a bailar a otras localidades con el consiguiente peligro que acarrea el traslado.
Si. La seguridad no te la regala nadie.
La ordenanza sigue. No se puede vender alcohol en lugares no autorizados a partir de las 22 horas.
El precio que se paga por evitar disturbios, accidentes y daños a la propiedad es no poder comprar un porrón después de las diez de la noche.
Es cuestión de decidir si el precio es alto.