Nuestra regional XI nos recuerda (y recuerda a todos los piolas que tienen kiosquito) que está en vigencia la LEY PROVINCIAL 10703 QUE PROHIBE LA VENTA DE BEBIDAS ALCOHOLICAS A MENORES DE 18 AÑOS. Leyendo la Ley nos preguntamos para qué se metió la Municipalidad con su ordenanza conflictiva y piantavotos, porque resulta que la ley es más que clara en el asunto de menores de 18 y en cuanto a los mayores también. A tal punto que si un cristiano sea de la edad que sea si anda alcoholizado por la calle puede ser remitido a su señoría el Juez de Faltas y -si su reverendísima señoría distinguida- lo desea la ley lo habilita para imponer la módica pena de 15 días de arresto. ¿Qué tal? ¿Para qué querés más? O sea que si es menor va en cana el kiosquero por vender lo que la ley impide y si es mayor lo agarrás chupete por la calle y lo encanás. ¿Para qué se necesita la intervención de los municipales? Y bueno, ponele que un tipo se anotó en la Municipalidad como santería y funciona como cabarute. Clausurado. O como en este caso que un rana dijo que iba a hacer fotocopias y vender chicles y resulta que hace un desparramo de porrones que ni te cuento. ¡Clausurado también! Pero el problema que nos ocupa es que no haya menores alcoholizados, tenemos la ley, tenemos el organo de aplicación, sabemos que con eso evitamos accidentes, peleas y porrazos. Daños y ruidos molestos. ¿Entonces...? Señor vuestra excelencia de las pampas, juez de la paz, de los beodos y de los inconcientes que empedan a nuestros chicos: ¿El movimiento se demuestra andando?  ¡ANDEMOS!