Algunos en lugar de sopesar qué es lo que acaso le conviene a la ciudad y a su gente, insisten en preocuparse con cierto fanatismo en estar permanentemente ¨en contra de¨.  O sea, que es suficiente con que fulano que tiene tal o cual puesto diga blanco para que el coro de la claque reaccionaria diga de inmediato negro.

Eso es lo que pasa con temas menores y, lo que es peor, con temas importantes como el medio ambiente o la seguridad. Basta que (para dar un ejemplo al pasar) el senador Fascendini diga que es malo que una barra brava queme cubiertas frente a una empresa esperancina, lo cual no hay ninguna duda que lo es, para que una minoría diga que quemar cubiertas, trabar el paso y gritar cosas obsenas es a todas luces bueno. Si alguien piensa que tales individuos pertenecen a grupos que cultivan el folklore marxista está equivocado, son mucho menos que eso,  simplemente hacen y piensan lo contrario que Fascendini. Por tanto si el senador dice los chanchos NO vuelan, ellos seguro retrucarán diciendo que ¨SÍ, que los chanchos vuelan y que además de las aves que vuelan les gusta el chancho¨.

Y supongo que les gusta el porcino que aletea porque son libres y tienen derecho a peticionar, haciendo humo, atropellando casas y empresas que no son de ellos por supuesto. El asunto es saber que le han dicho a la policía y desde dónde le viene el concepto para que mire espectante y congelada como unos cuántos extranjeros se solazan haciendo semejante lío.  Y si todos tienen derecho, como dicen, por qué no dejamos que los pibes que salen de los boliches se empeden y se maten a trompadas. ¿Por qué a ellos sí los mandamos en cana y a los heroicos piquetes no?  ¿Será porque hay que quedar bien con los turistas?