El bloque peronista que se viene.
(Edgardo Ferrero)

No sé si sucederá lo mismo en otras comarcas pero lo que es acá,  en esta ciudad que crece a orillas de Salado entre oro de trigales, ser Concejal peronista exige algunos ingredientes. Para empezar es necesario contar con dos requisitos básicos a saber:  Una sólida capacidad negociadora y un cuero duro, muy duro, tanto como para que no entren las balas.  Con esas dos cualidades de arranque, más un par de amigos que nos hagan el aguante, se puede animar uno a mostrar la nariz justicialista en la arena política esperancina.  Listo, a buen entendedor pocas palabras.  Para prólogo es suficiente, vamos a los bifes.

No escapa al conocimiento de los filósofos, analistas y atorrantes del centro que el señor "Piki" Andreoli ha resultado electo en las últimas votaciones y que, por lo tanto, habrá de asumir en diciembre como Concejal. Hecho importante a todas luces que ha traído jolgorio entre algunos exponentes del atomizado partido del General Perón en la Suiza de las Pampas y  patéticos lagrimones en otros candidatos que habiéndose jugado una fija terminaron  cola y con papelón. 
Precisamente estos últimos, famélicos de votos, son los que en las mesas de los bares de la calle Sarmiento pronostican un infierno para el flamante Concejal electo de apellido Andreoli. "Al principio va a ser todo pachanga, besos y alegría, pero cuando las matracas se llamen a silencio y la serpentina deje de volar por los aires, el hombre deberá enfrentarse cara a cara con la realidad."
-¡Epa, che, no hay que ser tan trágico! -se enoja un viejo peronacho desde la mesa de al lado- ¿De qué realidad estamos hablando?

El bloque justicialista es una realidad que exige un conocimiento político algo especial. Sabido es que, Martín Carrizo (deglutiendo afrentas) y  en virtud  de lo que él llama "el viejo y efectivo sistema de la negociación", hubo de acompañar con su voto al partido oficial en no pocos entreveros. "Así, le guste o no a los compañeros,  es como he conseguido convertir en hechos concretos, una cantidad nada despreciable de proyectos presentados por este gil -Exclama Martín-".  Probablemente el método Carrizo de construir contra viento y marea,  yendo por el único camino que juzgó posible para hacer algo, no haya sido del agrado de algunos sectores importantes del Justicialismo. Eso es cierto y así se lo han hecho notar últimamente. Es cierto que el hecho de recibir la puteada dura y pareja de propios y extraños -aunque se consigan subsidios para estudiantes, viviendas o moratorias- no es para cualquier bailarín novato. Y a nadie escapa que es muy probable que el recién llegado Andreoli comulgue con un estilo más inmaculado en lo que a la acción política se refiere y es posible también que ese pensamiento lo distancie hoy en día de su vehemente compañero de bloque.  Pero los pensamientos hay que plasmarlos en la cancha y la cancha es un tembladeral que no admite dudas.
 
En el modesto entender de todos los que hacen un poco de futurología, al peronismo local se le presentan dos objetivos más que concretos que deberá cumplir con ayuda de sus concejales:  el primero  -mal que les pese- será  tomar posición en bloque, aumentar su capacidad negociadora y trabajar por conseguir obras fundamentales para la ciudad. El segundo -que viene atado al anterior-  tiene que ver con volver a ocupar un lugar como principal fuerza opositora.  La oportunidad que se presenta a los Justicialistas es atractiva, pero para aprovecharla habrá que hacer abstracción de viejos prejuicios y practicar la inteligencia y el buen sentido en beneficio del común,  esa será la única forma de maximizar la fuerza del dúo que supieron conseguir, caso contrario fracasarán y el fracaso los llevará de nuevo al banco de suplentes. ¿Cuánto tendrán que esperar si fallan esta vez?

Otro camino puede ser que uno vaya para el norte y el otro vaya para el sur, es una posiblidad (no tan incierta).  Por supuesto que ninguno de estos puntos cardinales está libre de conflicto, la política esta llena de conflictos y  se cae de maduro que una elección equivocada puede llevar a un laberinto del cual resulte difícil salir sin mancha. Los dirigentes del partido Justicialista (que tiene historia en la ciudad) tendrán la última palabra, se impone definir una política realista,  consensual, que señale el camino a los funcionarios elegidos por el pueblo, funcionarios que hoy han quedado más solos que Adán en el día de la madre.  El Justicialismo siempre se caracterizó por su absoluto divorcio,  en esta ciudad de Esperanza la diáspora peronista llegó hasta la exageración,  el partido fue un caos mostrando el milagro de ver más grupos conspirando que afiliados reales. Pero si llega a suceder que a partir de diciembre no resulta posible conformar un bloque entre dos  (solo dos) concejales,  sería el colmo de la pavada, de la irracionalidad (y del despilfarro porque habría que construir una oficina para Andreoli, ¿capiche?).  Pero,  bueno, viste como son las cosas, nunca digas nunca, veamos primero que pasa. Hasta la semana que viene, si Dios quiere.