La chica Copes se afila para buscarle que quinta pata al gato. Querrá saber seguro porqué gastaron o en todo caso porqué van a gastar tanto en mate cosido, escobas y detergente. La honestidad personificada es esta mujer, contra los vicios de la vieja política, aunque igual ella votó por Natale que según Jullier (otro PDP que sí parece sincero por lo menos), el galán tordillo Natalín, colaboró con Menem y tiene a su socio en Aguas Provinciales y toda la parentela metida en puestos sospechosos. Pero igual, acá, la declamación de la honestidad se pondrá en la mesa aunque haya que hacer de tripa corazón y de mentira verdad. Para eso, la dma de lentes, hará palidecer a los campeones de la oratoria tomándose su tiempo, la televisión mostrará en un programa ómnibus como se duerme el bloque radical, Martincitoo y como apoliya la misma presidenta del cuerpo. ¿Tanto le gusta hablar? Y si, si usted que lee está por casualidad afuera, que se yo, en Tailandia, querrá saber razones por las cuales la mujer parlotea sin contemplaciones, retando a todo el mundo, señalando con el dedo en ristre y amenazando con ponerte un cero.
¿Por qué? Vicios de notoriedad. Vicios que van más allá de la conveniencia política, se prefiere ejercer la petulancia narcisista de la oratoria que callarse la boca y conservar un capital político que ahora se desgrana precisamente por hablar mucho.
Los otros bloques hablan entre sí y se ponen de acuerdo en políticas a seguir. Pueden ponerse de acuerdo. Pueden hablar. Esa es la cuestión, quiero decir que si radicales y peronistas pudiesen hablar con los demócratas también lo harían. Pero es imposible hablar con los demócratas. Es como hablar con un tipo desconfiado o con un tipo que siempre quiere tener razón. O en todo caso con un fulano que se pone en juez, cana, profesor, maestro ciruela y capo del kilombo, que se yo, es imposible. Lástima. Después de la sesión la seguimos.