-Oiga che, señor remisero de la gran primera colonia agrícola, usted será lo que será pero ya se tragó tres semáforos en rojo, caracho, y eso no me gusta...
-Tranquilo picho, duerma sin frazada che.... lo que pasa, a decir verdad es que se trata de una cuestión congénita, de nacimiento ¿vio?... en mi familia somos todos parecidos y hacemos lo que hacemos porque no podemos dejar de hacerlo ¿capiche, viejito?
-¿Un asunto de herencia pasar semáforos en rojo? ¿Qué quiere decir que violar las leyes de tránsito le viene de sus ancestros? ¡Usted está pirucho, vea pare por ahí que me quiero bajar!
-Tranquilo papá... no pasa nada, lo que quiero decir es que tengo tres hermanos que son remiseros como yo y hacen lo mismo...
-¿Lo mismo? ¡Pasan semáforos en rojo a mil por hora como vos pedazo de irresponsable!
-Así es mi amigo.

En eso el auto de alquiler se detiene en una esquina merced a un semáforo que, casualmente, muestra una coqueta lucecita verde.
-¡Pero, que pasa ahora, estás loco, pasá, pasá que está en verde, dale, sos loco vos, parás cuando está en verde....!
-Tranquilo, todo tiene su razón de ser che.
-¿Razón de ser? ¿Bueno, decime pedazo de tarado qué razones puede existir para que te detengas cuando el semáforo está en verde?
-Mire, che, ni loco paso cuando el semáforo está verde.
-Y se puede saber por qué... -dijo el pasajero con la presión al mango-
-Tengo miedo de cruzarme con alguno de mis hermanos.