La construcción de la ciudad como "marca".
(E F.) 
Si estamos hablando de comprar y vender Esperanza, es más que oportuno concentrar nuestras reflexiones en conceptos concretos, y para eso debemos prestar atención a las reglas que imponen las relaciones comerciales. Los parámetros y caminos que nos propone el marketing no son exclusivos de la empresa privada, también  el gobierno puede elaborar su marca y así agregar un valor impensado a sus acciones,  beneficiando por añadidura a todos los ciudadanos bajo su órbita.  

Es cierto que así como el sector privado se ocupa de posicionar celosamente su marca también debemos saber que el ámbito de acción de la marca no termina en los terrenos particulares.Los gobiernos, los funcionarios públicos, los intendentes municipales, los directivos de las organizaciones no gubernamentales, los rectores de universidades, deben saber que entre las cosas más valiosas que manejan y que le pueden llegar a generar beneficios e ingresos nunca antes imaginados están sus propias marcas.
¿Cuánto valor agregaría a un proyecto de un particular el hecho de tener -por ejemplo- el sello o aval de algunas de las facultades locales? Una charla, un curso y hasta un producto recomendados por la FAVE serían mucho más aceptados, indudablemente, que si carecieran de dicho auspicio.  Los espectáculos apoyados por la Secretaría de Cultura de la Municipalidad se nutren a los mismos de una notable jerarquía anticipando muchas veces, sus supuestas bondades, calidad y profesionalismo. 

Causa sorpresa -para poner un ejemplo- la multiplicidad de ocasiones en que los norteamericanos manifiestan explícitamente su amor por el país y lo consumen.  En todos los productos de su merchandising vinculados se pueden encontrar los colores de la bandera norteamericana e idéntico fenómeno se advierte en la moda, todos saben que es muy común encontrar banderitas rojas y blancas en jeans, camisas, calzoncillos y remeras.

La esencia de la marca es la imagen por eso cuando la imagen entra en contradicción con los hechos (proclamada la Libertad se hace la guerra, por ejemplo) la marca queda lógicamente maltrecha. Este concepto nos sirve a nosotros como ciudad, debemos saber que si proclamamos y pretendemos sugerir una imagen de ciudad  "limpia, ordenada y segura", cada vez que entremos en contradicción en los hechos con esa imagen nuestra marca de ciudad, por añadidura, quedará muy maltratada.
Tampoco nos conviene que nuestra imagen quede absorbida por tres o cuatro conceptos o eventos importantes. Esperanza no puede ser solo la ciudad de Fecol, el arco, el Salado, los suizos y Pedroni. Es mucha la gente que no tiene una imagen actualizada de la ciudad, encarar una acción para mejorar nuestra imagen empezando por localidades vecinas, nos traería ventajas considerables.

En la construcción de una marca ciudadana debemos ser cuidadosos para no ofrecer una imagen limitada de lo que somos en realidad, sería grave que Esperanza quede reducida a, por ejemplo, la música suiza, el Salado y Pedroni. Cualquier iniciativa para construir la imagen de marca de la ciudad tiene que colaborar para ampliar los horizontes y no para cerrarlos.