Si algo le faltaba a los apichonados pedepetes eso era que sus pares en el Concejo Municipal pongan en duda la capacidad de doña Rocha para conducir el cuerpo. Algunos ediles reclaman, con algo de razón, que la presidenta se levante por fin de la siesta y -si sabe como- le otorgue un cacho de vida a las oficinas políticas de los bloques partidarios. "Lo que pasa, es que no saben, no tienen ni idea de como hacerlo -dicen algunos-". "Están deprimidos por el terremoto de votos que les trajo la primavera -ironizan otros-".

La verdad de la milanesa es que el Concejo no se mueve, no tiene protagonismo, no existe. Y muchos aprovechan para reclamar un poco de competencia y capacidad de la conducción, los demoprogresistas se ofenden, levantan la nariz y se defienden en los diarios, pero igual el pescado sigue sin vender. Será por inoperancia o será por falta de ganas. ¿Depresión post electoral? Y, no debe ser fácil comerse el sapo que significan cuatro años más de Ninofascendinismo, más para la caudilla delgada y rubia que destila bronca cada vez que mira, habla y desfila por los pasillos.

Los Justicialistas dicen que no ven la hora de que llegue diciembre para cambiar el "embole" y la parálisis por algo más dinámico. ¿Cuánto falta...? -pregunta Carrizo mirando el rolex- ¡La hora referí, terminala, Rocha que nos dormimos...!
Diciembre... volvé, te perdonamos parecen reclarmar los ambientes somnolientos del viejo Concejo. ¡Lang! ¡Lang! ¡Arriba, che!