Entre los candidatos políticos están, por un lado, los que combaten los vicios y por el otro aquellos que han optado por practicarlos. Dicen que no hay peor mentira que una verdad a medias y si bien en otras épocas muchos se vieron beneficiados por cantidad de rumores lanzados en contra de sus adversarios, parece que esta vez  los habitantes de esta ciudad prefirieron hacer oídos sordos a promesas, macaneos y  florituras retóricas para elegir solo los hechos. Aunque todavía alguno que otro decía aquello de "lo voy a votar a fulano porque tiene parla" o "el tipo tiene un carácter repodrido pero debe ser inteligentísimo por habla como ninguno ¿viste?"  Tanta agua que pasó bajo el puente parece no haber sido en vano y los postulantes rengos fueron votados como rengos. No hubo gato por liebre. Tal vez la politización creciente del electorado que tanto mérito cosechara en otros tiempos o las medallas que colgaba la militancia en el pasado, a los candidatos presentes ya no le sirva para mucho. ¿Es que todos nos hemos vuelto pragmáticos? La crítica de la candidata demócrata progresista Ana Copes se centró en vicios éticos, renuncios de conductas y hasta pecados capitales que -verdad o mentira- la gente no tuvo en cuenta para nada.

Los esperancinos pusieron su atención en una síntesis que ya nadie discute,  en los cuatro puntos cardinales de esta ciudad gringa hombres y mujeres saben que todo anda discretamente bien, y no están dispuestos a arriesgar el paso lento pero seguro de hoy por una supuesta aceleración (así sea a la velocidad de la luz), si semejantes ofertas significan esperar hasta mañana.  Hoy,  parece ser la cosa.. Más vale pájaro en mano que cien volando dice el voto esperancino. Nunca tan gráfico el ejemplo como en el caso de la elección del Senador departamental, elección que le diera cuatro años más a Fascendini,  solo como Adán y en medio de una oferta de candidatos nunca vista, el movedizo candidato local acreditó un triunfo irrepetible contra el combativo lema Justicialista  Más vale pájaro en mano (si anda bien) que cien volando, dijo la gente.

El dibujo del cuadro político va agrupándose naturalmente hacia un lado y otro. Lo que pasa en el ámbito nacional se reflejará en el pago chico tarde o temprano. La izquierda, moderada o no, liderada por el Presidente va ocupando terreno (Obeid, Ibarra), más allá lo que podría ser una nueva derecha junta a Macri con Reutemann y, en el medio, el peronismo (¿ortodoxo?) que se afirma en la provincia de Buenos Aires con Duhalde como figura indiscutida. Nadie quedará fuera de estas grandes líneas ideológicas. Nosotros tampoco. Todos tomarán posición, seguro, y obrarán en consecuencia, lo que debemos evitar y en tal caso vale la advertencia es la pelea que paraliza y obstruye. La ideología cuando deviene en odio se enceguece y pone en primer lugar la destrucción del enemigo ideológico sin importarle el daño que genera a su alrededor. Recordemos las grandes discusiones ambientales que se dieran en nuestra ciudad durante las cuales se unieron simpatizantes de izquierda y partidos de derecha liberal en una "troika" (bastante curiosa), que aún hoy continúa, para aniquilar al enemigo radical. Resultado: un desparramo gratuito de insultos, acusaciones que terminaron en notables perjuicios a la imagen ciudadana.  Por si esto fuera poco terminamos proyectados como habitantes (culposos) de una ciudad sucia y peligrosa.

Lo que nadie discute es que la ilusión de los esperancinos está depositada en una ciudad futura que se proyecte en hechos,  realidades,  porque hacen falta hechos y realidades y no hace falta oratoria, la parla (dijo la gente) la dejamos para después, cuando llegue el ocio que trae el bienestar. Pero eso está un poco lejos, ahora se trata de entrar en acción todos los días y también se trata de hablar lo menos posible. Se acabó el verso, contemos los muertos, levantemos los heridos y contusos y pongámonos a laburar. Hay mucho que hacer.