AÑO 18

NUMERO 61629

Política

Año: 13

Número: 612

QUÉ HICIERON, QUÉ HACEN Y QUÉ HARÁN LOS CONCEJALES POR NOSOTROS. 

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Como puede ser que unos años atrás, sin tantas vueltas, se hayan podido hacer una cantidad notable de obras en la ciudad. Cómo hicieron, si el Concejo no tenía mayoría oficialista, y sin embargo consiguieron consenso para hacer el parque de la agricultura, comprar el edificio donde funciona el ITEC, fundar la empresa que distribuye gas en toda la ciudad, cientos de cuadras de pavimento y, por si eso fuera poco, tiempo para gestionar a través de la Cooperativa 8 de Setiembre, centenares de casas que hoy constituyen barrios enteros de la ciudad. ¿Cómo hicieron? Ya olvidamos como hicieron. Será que toda la “nada” de hoy en día nos hizo olvidar los buenos tiempos.

La última década, deprimente, cuyo recuerdo hace imposible dejar de lado el discurso “berreta” de los palos en la rueda y toda la perorata política decadente que es preferible olvidar. Tampoco es mucho lo que ha hecho el concejo últimamente. La verdad es que desde los tiempos de la concejala Copes que no se hace nada de nada. La concejala demoprogresista inauguró la máquina de impedir cuando tenía el voto definitorio en épocas de De Pace y desde ahí el Concejo fue un convidado de piedra en la ciudad. Por supuesto que el ejecutivo también. De Pace no pudo hacer más pavimento ni nada, la rubia lo odiaba y lo condenó a gobernar sin presupuesto durante años. Copes le dijo NO a todo lo que proponía el Intendente radical y bueno, nada, simplemente nada. El daño que hizo, la hoy señora Bergamasco en esa época, fue inconmensurable, nos cambió una empresa municipal que hacía asfalto barato por pura parla, discurso.

Hoy las cosas no han cambiado mucho. En realidad la mayor importancia del cuerpo de la calle Lehmann radica en su papel como freno a las pretensiones del secretario Gómez. Las pretensiones del secretario Gómez (a la sombra de Meiners) se pueden sintetizar en la porfía por aumentarle las tasas en forma desmesurada a los esperancinos. Nobleza obliga, de no ser por los ediles de la oposición, los vecinos estarían pagando una fortuna por servicios que siguen siendo deficientes. Aunque lo loco, lo patológico, es la recurrencia del gobierno Meiners por conseguir año tras año aumento de tasas. Y la forma en que insiste, muchas veces en forma solapada, en chuparle la sangre a los contribuyentes. Parece mentira en un gobierno que debería cuidar a sus gobernados. Desde la tenebrosa época del Abogado Albarracín que la Intendenta porfía por tratar de perforar el bolsillo de los vecinos.

En síntesis, los buenos tiempos quedaron atrás y, salvo los votos que nos salvaron de la angurria recaudadora de Gómez, no hay perspectivas de que la cosa cambie. Los candidatos que han presentado los distintos partidos sugieren más de lo mismo. ¿Qué es más de lo mismo? Bueno, lo sabido, notas, minutas, sugerencias, comedia, teatro y controles que Meiners encajona. Ordenanzas que la Intendenta no respeta. Lamentaciones por el presupuesto que no se aprueba porque siempre tiene gato encerrado. Donde dicen treinta es cien. Es increíble pero lo único que interesa a la Intendenta es aumentar las tasas. Casualmente, las cosas en las que Meiners pudo meterle el perro al Concejo son todas conflictivas, el estacionamiento medido, el radar, siempre lo mismo, inventos para cobrarle a la gente donde antes era gratis. Ideas para sacar plata sin poner plata.
Lo triste es que los funcionarios actuales y los candidatos aspirantes a cargos en el estado municipal parecen individuos aislados del cuerpo social que, en realidad, no son nada sin el puesto que ocupan o que demandan. No parecen ligados con nada que no sea el aparato del que forman parte. El Estado parece ocupado por una fuerza extraña que no interpreta correctamente la intención histórica que debería encarnar. Hay falta de autoridad y falta capacidad para gobernar como síntesis de la comunidad. Los nuevos funcionarios degeneran mientras nuevos valores surgen del pueblo, la corrupción nacional influye en lo local y acarrea disminución del espíritu de servicio. Si los candidatos no se proponen un cambio total profundo, se convertirán en funcionarios municipales vacíos, meros usurpadores del estado. Objetivo que se cierne peligrosamente cercano. 
 
 
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