Transparencia, participación y ramas en muchas de las calles de la ciudad. Hace meses que el Municipio que presume de estar revolucionando (suponemos para bien) la ciudad no se da por enterado de que sus "contratistas" olvidaron juntar el ramerío de la última poda. 

Alguno dirá que no es un problema como para cortarse las venas con un brote de paraíso, pero, sinceramente, lo que da bronca, es que nos quieran vender el relato de que andamos bien y por la vía que lleva al futuro de grandeza, cuando no tienen plata ni para pagar al juntador de ramas. Porque los vegetales se podaron y sus restos se juntaron hasta un límite, el límite de aguante de aquellos que hacían el trabajo sin cobrar y que tenían que afrontar la demanda de sus empleados. 

Gómez, Meiners (borrada) y el flamante secretario de servicios, muestran sus calzoncillos con este asunto. Muestran que no son capaces de cumplir con el más mínimo servicio. Hablan hasta por los codos, dicen lo que van a hacer y no lo hacen. Hace diez años que hacen listas con lo que "habría" que hacer y se la pasan esperando un milagro que los rescate de su inoperancia. 

Si seguimos así tendremos ramas hasta Navidad. Mejor cada vecino se las ingenia para revolearlas a cualquier lado. Eso es lo que va a pasar.