Mientras los giles como nosotros juntábamos tapitas para los hospitales, el maestro De Vido ya se había robado por lo menos dos hospitales completos. La señora Meiners se jactaba de ser su amiga. Por su valiosa amistad logramos varios lomos de burro y bajadas para discapacitados en la ciudad. También nos mandó números artísticos para la fiesta del pueblo. Era bueno De Vido. La Intendenta viajaba a Buenos Aires para hablar con él. Era un hombre bueno. Es posible que la señora todavía no pueda creer lo que se dice de su amigo. Claro, ya no dice en público que el tipo es su amigo. Eso no es traición porque todo el mundo hace lo mismo. Ahora, para colmo, con lo de López, la mano derecha de De Vido, que tiraba plata por encima de los tapiales de los monasterios. Uno se pregunta qué es lo que harán los peronistas locales, porque todavía no hablan, no pueden, pero algún día, cuando se arrimen las elecciones, el año que viene van a tener que hablar. ¿Quién va a poner el rostro en las listas de candidatos? Para la gente son todos chorros. Es un misterio lo que va a pasar en las urnas. Habrá que esperar para saber si el PJ quedó abollado o hundido.