Todos estos años, el gobierno municipal, guardó la plata en el chanchito, temeroso de que le falte para pagar los sueldos. No hizo caminos, no arregló veredas, no atendió a los necesitados, no movió un dedo por la cultura, en fin, con mirar los edificios públicos uno se va dando cuenta de como es la cosa. El mismo palacio blanco se muestra agonizante, decrépito y cagado por las palomas.
-Es un sello de los gobiernos peronistas -decía uno de los que gastan su tiempo libre en el bar de la esquina.
- ¿Qué cosa es un sello? ¿La mugre? -pregunta el sentido común.
- Usted lo ha dicho, la mugre. Yo mismo puedo dar testimonio, hace un tiempo cuando anduve por Coronda, tuve que hacer un trámite en el Municipio. Bueno, es un calco de este que está acá al lado. Uno bajaba las escaleras, salía a la vereda y se llevaba esa sensación de abandono. Gobierno peroncho. Les gusta la mugre, la mugre les da intimidad.
La Intendenta tiene muchos empleados en la planta permanente y un grupo de contratados que no se anima a rajar. Sobra personal. Más de la mitad de los recursos se los lleva el personal. El toco que hay que juntar a fin de mes es importante y eso pone nervioso a cualquiera. Más todavía si usted pasó los curenta. Dicen que es cosa de "gente grande" guardar por las dudas y esa filosofía funciona cuando uno está solo. Es fatal, sin embargo, para un gobernante argentino, todos sabemos por qué, la inflación hace que lo que los cien de hoy sean setenta mañana. No es país para gente con miedo a endeudarse. No es país para viejos.
Un signo de estos tiempos en la ciudad es el "recule". Vamos para atrás en todo. Los problemas que teníamos ayer, hoy son más grandes. El nuevo secretario de obras públicas ha entendido eso y se puso a trabajar en el mantenimiento de las calles. Excelente, pero solo un granito de arena, pensemos que la gran señora ha desperdiciado ocho años. Ella misma lo dijo, cuatro años nos acomodamos, los otros cuatro nos seguimos acomodando y ahora... ¿y ahora?. Eso se pregunta la gente.