Esperanza: La ciudad a tres puntas

PIROLA Y MEINERS, LÍDERES DEVALUADOS.
Cuesta un poco asociar la furia depresiva de Meiners y Pirola con los altibajos cinematográficos del kirchnerismo que, nadie lo puede negar, siempre emocionaron. Están todavía en la memoria colectiva todas aquellas caídas entendidas como vísperas de recuperaciones. Por el campo, por Clarín, por los Buitres, por el Uruguay. O por perder las legislativas con De Narváez. Cuesta encontrar similitudes entre la aplastada pasión conservadora de nuestra Intendenta y nuestro Senador con las atropelladas extremas de Cristina, Máximo, Aníbal o la cámpora. Pero le guste a quién le guste los representantes kirchneristas de primera fila en la comarca son  Ana y Rubén. Ellos que parecen no haberse enterado que tanto la ciudad como el departamento Las Colonias han optado alevosamente por el cambio. Claro, que es un clásico en ambos, eso de mirar para otro lado y levantarse para ir al toilette cuando hay que pagar la cuenta. Es talento visible tanto de la alcaldesa como de “carita” Pirola colocarse con una velocidad increíble en el sitio que más conviene. De hecho, el legislador, haciendo flamear su billetera, ya habrá suavizado la voz de sus voceros conchabados y, casi seguro, a la hora de las iguanas, los obedientes muchachos ya habrán iniciado el rito de mordedura de lengua hasta ver qué pasa. Es redundante decir que, tanto Meiners como Pirola, generales de la comarca, han quedado en evidente “orsay”, como la cara de un gobierno viejo derrotado en un país que se renueva. Ese papel les sienta, aunque, es cierto, lejos de apartarse, tanto uno como otro harán el intento de transformarse, el travestismo no tiene secretos para estos calificados “compañeros”, de hecho no será la primera vez que lo hacen, aunque, ahora, como se presentan las cosas, parece ser difícil que el chancho chifle. Por muchas razones, porque hace falta preparación, conocimiento, porque ya no alcanza con el voluntarismo de barra brava para conseguir las cosas, ahora tallan las ideas, los planes, los objetivos, no cualquiera se va a animar a bolacear frente a la nueva gerencia de la Argentina.

MORALEJAS.
Llegamos, entonces, a una triste conclusión: los esclarecidos gestores de los esperancinos, están últimos en la tabla de posiciones y con posibilidades ciertas de irse al descenso. Macri fue ganador absoluto en la zona con una diferencia notable, casi para avergonzar a los capos de campaña. Un papelón del peronismo como para que el (supuestamente) apoyado Scioli piense “ con estos amigos para qué quiero enemigos”. En realidad la ciudad no pierde mucho que digamos, las “obras” que gestionaron (y a veces dicen que gestionaron) tanto Meiners como Pirola, resulta que las hizo todas el Gobierno de la Provincia de Santa Fe y las seguirá haciendo, la plata que reparte Pirola por las comunas y municipios viene del mismo lado. En cuanto a la Nación, la Intendenta solo “consiguió” de Cristina y De Vido algunos badenes, lomos de burro, rampas para discapacitados y la visita de artistas (muchos reciclados) con la sensación de que era peor el remedio que la enfermedad. Así ha quedado posicionado el gobierno municipal ante los últimos acontecimientos. Si a Meiners le costaba despegar con un gobierno supuestamente “amigo”, nos imaginamos lo que va a pasar de ahora en más. Entre viajar a la capital y dormir la siesta ya sospechamos lo que va a elegir la alcaldesa Párrafo aparte con la obra de jardines maternales, promesa de campaña, iniciada recientemente, y que ahora depende de un desembolso de casi 15.000.000 de pesos prometido por un gobierno que se va.  Chau De Vido, cobrar a Macri, adios.

“CAMBIEMOS,SÍ,  PERO,  ¿PODEMOS?”.
Los nuevos referentes, los hijos directos de “Cambiemos”, tienen un problema no menor, son pocos, son novatos y no los conoce nadie. Son buenos muchachos, se ofrecen como nexo con el Presidente, con Mauricio dicen, pero todavía no les cree nadie. La confianza, tan necesaria en estos casos, no es equivalente al total de votos conseguidos. No hay confianza para los PRO locales, para conseguirla tendrán que hacer algunas demostraciones. No es fácil. Falta quemar algunas etapas, el cambio no es una ideología, los adherentes están prendidos con alfileres, cambiar es una acción ocasional, funcionó pero ahora rápidamente debe ser sucedida por un pensamiento profundo. ¿Cuál es la doctrina que sostiene esa mística? Si no hay doctrina, solo estaremos ante un menú liviano que ha reemplazado la sobreactuación kirchnerista por la irrupción de unos señoritos educados con buenos modales y que hablan en inglés. Eso no alcanza para suplantar al peronismo. Pero, volviendo al tema, la ciudad según lo dicho, parece bastante jodida. Lo único que permanece igual y hasta mejorado, es la relación con el gobierno provincial. Meiners y Pirola no se portaron bien con Binner, con Bonfatti, se pusieron delante de obras que no habían realizado, el Senador va y viene diciendo que saca de su bolsillo los subsidios que reparte por todo el Departamento y la Intendenta se roba la autoría de cosas que hizo la provincia. No está bien, los miembros del Frente Cívico la soportan, tienen paciencia, pero sería bueno que la señora cambie, ya que estamos cambiando. Aunque no está todo perdido, ya que la ciudad tiene al vice Gobernador, aunque, hay un problema, en los últimos tiempos no se le hizo justicia a Fascendini. El hoy vice de la provincia, hay que decirlo, sufrió algunos desplantes del gobierno municipal, lo maltrataron bastante, pero, curiosamente, siempre que pudo trajo cosas para su ciudad natal. Sabe lo que falta y nos puede ayudar. Con Fascendini, los Intendentes posteriores, siempre tuvieron problemas con los derechos de autor, es lógico, no se pueden hacer comparaciones, lo que hizo el hoy vice gobernador parece de otro planeta y avergüenza a cualquiera, el gas, pavimento por todos lados, viviendas de norte a sur, el parque, el lTEC, es una vara muy alta y eso le ha traído problemas al ex intendente radical. Hoy la ciudad vuelve a mirar hacia Fascendini, dudosas las otras vías, la más confiable está otra vez en sus manos, casi treinta y tres años después. Increíble.