De los dos espacios políticos con posibilidades en la ciudad el peronismo (o kirchnerismo local) fue el menos favorecido. Repite la intendencia y administrará los recursos de los contribuyentes esperancinos por cuatro años más es cierto, pero tendrá los ojos de la mayoría opositora en el Concejo. El control que hasta ahora ejerció tímidamente el Concejo Municipal molestó, sin embargo, tanto a Gómez el secretario de hacienda como a la Intendenta. La pareja Meiners - Gómez se fastidia de tal manera cuando le controlan la caja, que comienza de inmediato a guerrear contra el Concejo. Herencia de los tiempos de Albarracín cuando le cortaron los víveres a los concejales. La nueva conformación del cuerpo, con el aporte de Comesatti y Dellaporta, promete un control mucho más serio y, si los responsables de los dineros públicos no se ajustan a la ley, sufrirán un desgaste notable. 

Así están las cosas para la señora y sus amigos. Indudablemente los radicales tienen una posición mucho más cómoda a pesar de la supuesta derrota local. Tienen mayoría en el Concejo, no deberán padecer el desgaste que sufrirá la Intendenta y se posicionan con gran protagonismo a nivel provincial colocando a uno de sus mayores referentes como Vice Gobernador. 

Después está lo del frío, claro. El frío en el alma que tiene esta gestión municipal es inédito. Meiners entiende el poder como una alcancía. Más gordo está el chanchito más poder se tiene. Prueba de ello es que todo (TODO) lo que hizo durante estos años es insistir en cobrarle más a los contribuyentes. Toda la supuesta estrategia de gobierno parece consistir en una porfía permanente por meterle la mano en el bolsillo a los vecinos. La queja por la falta de recursos, el lloro por las tasas, fue siempre una constante. Hoy mismo el discurso de los responsables se enfoca hacia ese remanido objetivo: conseguir más y más dinero. Ya nadie duda que no se solicita plata para emprendimientos futuros, la causa principal es asegurarle un sueño placentero a la Intendenta. La resistencia de los vecinos representados en el Concejo se entiende porque no hay ni una sola devolución como la gente,  en obras, de tales aportes. Por el contrario todo lo que hace Meiners se cobra religiosamente. Si la Intendenta cambiara, si acaso adquiriera una dinámica acorde con los cientos de millones que administra anualmente, entonces, tal vez, sería posible que los contribuyentes le tengan paciencia, pero con este frío, con la siesta permanente, el rtimo falso y congelado luego de las elecciones, con el frío en el alma, no hay mucha esperanza.