El oficialismo peronista-kirchnerista instalado en el municipio acusa un nerviosismo poco común. Se nota porque el gobierno de Meiners que no es un gobierno dinámico, que se toma su tiempo para hacer las cosas, hoy parece correr detrás del candidato del Frente Progresista. Es cierto que Cammisi actúa como si ya fuera el Intendente y eso pone nervioso a cualquiera. La velocidad y la frecuencia de los anuncios de Cammisi son realmente notables. El gabinete de campaña de la señora no alcanza a contestar una oferta del joven radical que ya le aparece otra. Educación, viviendas, salud, en dos palabras con complemento de autoridades provinciales inundan la pantalla y enloquecen a la alcaldesa y sus amigos.  ¿Qué hacer contra semejante despliegue? Publicidad. Hay que hacer publicidad y pronto. Los creativos de Meiners se han puesto a trabajar y ya estamos sufriendo los primeros spots donde jóvenes que no votaron nunca declaran de cara a la cámara que ellos votarán por Ana. ¿Por quién si no, dado que justamente Ana es la que pagó para que ellos digan lo que dicen?

La campaña se calienta demasiado. El régimen Meiners se despereza tarde y no puede ocultar su cara de sueño. Hace lo que hace por obligación y se enfrenta a una realidad que no puede revertir. No es geronte su Intendenta (eso es lo que no entienden) es viejo el método de gobierno, los gestos son viejos, el asegurarse los recursos antes de gastar es viejo, la exagerada precaución, el miedo a endeudarse, todo es viejo.