Esta columna ya anticipó que las obras fundamentales del area industrial superaban los cálculos más pesimistas.  Dos empresas de la ciudad (Río Salado y Pilatti) cotizaron la obra hídrica un 50% por encima del monto del crédito blando recibido del gobierno provincial. Considerando que el fideicomiso de emprendedores esperancinos es el que tiene a cargo en exclusiva el peso de los costos, la noticia es pésima. 

El asunto es grave. Pensemos que no se ha arrancado todavía y que ya se presenta un inconveniente serio, casi insalvable. La festejada noticia del crédito promocional de la Provincia, hoy se ha convertido casi en una frustración. Conocidas las cotizaciones de las empresas que harían la obra hídrica se sabe que -además de la plata oficial- hacen falta más de 5 millones para concretar ese anhelo que solo representa el principio de los principios.

Lógicamente el entusiasmo decae.  La aventura parece imposible. A poco de pensar los objetivos se alejan cada vez más.  No es posible que particulares aporten el terreno, se ocupen de la urbanización, se hagan cargo de la obra de gas, electricidad, agua y varios, todo sin participación oficial, con el Municipio mirando para otro lado. ¿Quiénes serán los dueños del Parque? Si se produce el milagro y los fiduciantes consiguen pagar todo, entonces -sin duda- habrán concretado un gueto privado exclusivo, una ciudad dentro de la ciudad, donde el Estado Municipal es uno en cien con una insignificante presencia.  Con justicia, en caso de que los abandonados empresarios, lleguen al objetivo, pocrán  reclamar la exclusiva propiedad del Parque Industrial Esperancino. Fuera de la órbita hasta de las políticas oficiales. Claro que eso sería absurdo. Como también es absurdo (imposible) que el fideicomiso continúe insistiendo en soledad con esta obra faraónica.