Entre los "animadores" nacionales (una pareja con un sabio que empachaba con la etimología de la palabra "chaqueño" y una señora que se cambiaba de vestido) y el dúo local de locutores pugnando por parecer "divertidos, piolas y superados", la gente se comió más de tres horas de gritos, murmullos y frases hechas, mientras los chicos y los perros iban y venían frente al escenario. 

La señora Intendenta -viendo como venía la mano-, para no desentonar, sacó a relucir el discurso más aburrido que su inteligencia pudo conseguir y colaboró con su granito de arena al embole colectivo. Por momentos parecía que en el escenario sucedía una cosa y en la calle otra. Los de arriba estaban en otro mundo en el que simulaban interés por asuntos ajenos al público presente. 

El espacio de las "reinas" fue de antología. Más de veinte postulantes a las que se le preguntó una y mil veces si le gustaba la ciudad, que haría de resultar electa y si acaso coleccionaba bichos canasto. En un momento, en que el tedio ya era insoportable, la cosa se aceleró, tal vez porque la "estrella" contratada, el chaqueño,  no daba más y armaron a toda velocidad el sonido para que un Palavecino cansado y casi hastiado (¿de esperar?) se presente semi destruido a cumplir con el contrato. 

Es posible que se haya alterado el orden de los números por deseo de Palavecino. Los más perjudicados fueron los integrantes del muy buen conjunto "Arbolito" que tuvo que actuar con público raleado. Falto de promoción "Arbolito", lejos lo más serio de la noche, subió detrás del Chaqueño cuando los "fans" del folclorista se habían retirado, tal vez creyendo que arbolito era una tropa de trapecistas. 

Párrafo aparte para la actuación de la chica Hominal que merecía otro trato. Otro escenario, otro público, más silencio y más respeto. La cultura de este pueblo no alcanza para Hominal. Habrá que trabajar para instruir al soberano. Mientras tanto llegamos hasta ahí nomás. Los gritos de los locutores locales presentaron a la gran bailarina local como si se tratara de un número de circo. Dios los perdone.