Juan Domingo Wilde era un vecino de nuestra ciudad que sostenía siete casas. Llevaba una vida paralela que hasta lo había obligado a tener siete documentos de identidad distintos.
- ¿Siete mujeres don Colo? Es de no creer.
- Algunos no pueden con una sola, imagìnese este tipo mantenía a siete.
El Colo se sirvió un generoso vaso de cerveza levantando la botella "para que haga espuma porque la gracia de la cerveza es la espuma" y lo dejó reposar sobre la mesa de la ventana. Por los relucientes ventanales de La Royal se podìa ver a los paseantes ir y venir por la tardecita de la ciudad.
- A Wilde se le complicaba para las fiestas porque era uno de esos tipos que querìa cumplir con todos -dijo el Colo despuès de un rato- para esa fecha convocaba a los amigos para que le den una mano y dejen regalos en las siete casas...
- Cumplidor el hombre -dijo uno de los mozos mientras le pasaba un trapo a la mesa.
- Hace unos años para las vísperas de Reyes me tocó hacerle el aguante a Wilde.
- ¿En uno de los siete hogares don Colo?
-Habìa que disfrazarse de rey mago, porque el fulano era delicado y quería hacer las cosas bien. A eso de las 12 del 5 de enero me fui para la casa que estaba en el norte, despacito, con todo el sigilo que se exige en estos casos, dejé unos juguetes al lado de unos zapatos que parecían ser de un pibe, suerte que en esa época no había muchos focos en las esquinas, así que todo anduvo bien al principio...
- ¿Còmo al principio, que pasó, se complicó?
- La señora se sentía sola, cuando me retiraba me llamó y me invitó con una copita de sidra, ella sufría porque Wilde viajaba mucho, pobrecita, para colmo llovía, linda morocha, no le pude decir que no...
- Me imagino.
- Cuando Wilde murió hubo siete velorios diferentes. En todos el muerto era el mismo. Pero esa es otra historia. -dijo el Colo ya en la puerta del legendario Bar de la esquina de la plaza.
Tiempo Esperanza
Frases Célebres
Nada vale la pena de ser encontrado sino lo que jamás ha existido aún.