Aparte de que los primeros que se ocuparon de las cosas de todos, lo hicieron sin percibir un centavo, con tremendas dificultades que a muchos les costó la vida, seguro, también,  habrán pensado  crear con su ejemplo una clase dirigente.  En nuestra ciudad, luego de tantos años de buenos y malos ejemplos,  la clase dirigente está en pañales y bajando.  La Intendenta y sus colaboradores no deberían mirar para atrás, no deberían ni siquiera nombrar a los "primeros",  pero si deciden hacerlo como, por otra parte,  es costumbre en cada 8 de setiembre, quizás tendrían que ruborizarse un poquito. Aunque sea por respeto a los sueños frustrados de aquellos que vinieron de tan lejos.

José Pedroni con sus versos le da un pretexto a los que hoy han sido designados para ocuparse de continuar el sueño de los "pioneros",  el poeta dice que "hoy nadie llegaría...", Meiners y su gabinete de notables han de pensar entonces:  "¿si nadie llegaría por qué habríamos de llegar nosotros?".  ¿Qué nos habrá sucedido?  Cuanto más tiempo interponemos entre la fundación y la actualidad menos nos parecemos a aquellos que vinieron a crear la ciudad.  Si miramos para atrás no solo vemos una deuda material con los primeros, hay una deuda moral, no sería nada que por inoperancia por ignorancia tengamos unas cosas menos que las que tendríamos que tener. Lo grave es que la fuerza moral, la mística que alimentaba los sueños de aquellas familias se haya diluído en el interés personal.