Ya es un hecho que los profesionales de la salud avanzan a paso de murga en dirección del Concejo Municipal. Tanto el doctor Elena como Dellaporta aparecen con sus rostros sonrientes en las calles de la ciudad como diciendo: "acá estamos, listos para dejar el estetoscopio y la enema en el ropero y ofrecernos como servidores del pueblo esperancino". 

Claro que los envidiosos de siempre, principalmente abogados y contadores, andan difamando por ahí a la pareja de médicos, diciendo que no es lo mismo un envase de suero que un expediente de cloacas. Hasta hay sospechas de que dos conocidos políticos de raza, con profesiones diversas y ajenas al arte de curar, anduvieron diciendo obscenidades por la ciudad en contra de los dos cirujanos, a quienes llaman despectivamente "cirujas". 

Ayudan mucho las caras de "polaco recién bajado del barco" que tienen tanto Elena como Dellaporta. Estos rostros están poniendo nerviosos a los demàs contrincantes, a tal punto que tanto radicales como peronistas estarìan por estas horas pensando en cambiar las fotos de sus candidatos por otras donde aparezcan màs "inocentes", "buenos como el pan", en el decir de los analistas polìticos. 

La hinchada de los dos galenos, compuesta por enfermeros, enfermeras y pacientes, espera con ansiedad el día de los comicios de agosto, en los cuales, dicen, piensan romper todos los papagayos. Entre los proyectos más notables tanto de Elena como de Dellaporta se encuentra el de la liberación del uso de diuréticos.