"¡ Señoras y señooooores, estamos inaugurando los dos chorros de la fuente de la emblemática esquina de Sarmiento y 25 de Mayo!", vociferaba el locutor oficial Alexis Bruno Bonete, mientras uno de los empleados municipales, prolijamente vestido con un enterito naranja, abría las canillas para que fluyan los torrentes a ambos lados del cordón. "¡Ya está corriendo el vital elemento presidiendo el primér cordón de cierre que lleva el nombre de Oreste Blaaaaangini!", gritaba Bonete señalando los dos chorritos que tímidamente asomaban en la esquina.
-¿Qué pasa, están ahorrando agua? -preguntó el dueño de una tienda que apareció en la puerta con el mate en la mano.
- No, parece que no quieren darle a fondo para no mojar a los de la primera fila. -Dijo una señora que tenía una pierna apoyada en la pared del Club Social.
El Locutor Alexis tenía una camisa colorada y un saco negro. Cada tanto ordenaba a unos fulanos que cambien la música. Los cosos le hacían caso y mandaban a todo lo que da los temas de última moda. "Este está loquito, esa música es toda igual, puro tambor, talón y trapo, como decía Chiflín Sosa...", se quejó un jubilado que cuidaba a un pibe que andaba como loco en una bicicleta.
- Tiene razón - asintió otro jubilado que llegaba con la camisa afuera- pero por las dudas no lo diga porque va a pasar por antiguo.
- ¡Soy antiguo! -contestó el primero.
A una orden de Bonete unos tipos desplegaron una pantalla y apareció el escudo de la Municipalidad. Enseguida el escudo cambió por la foto del Municipio con un primer plano de flores. Una marchita institucional acompañó al locutor que decía que iban a inaugurar oficialmente los dos chorros que coronaban el primer cierre de la Plaza San Martín.
"¡Las autoridaaaades presentes, a mi derecha el Subsecretario Maaaauricio Caaaaausssi. A su lado el Secretario de Hacienda el señor Teneeeeefor de Libros Alfonnnnnnso Goooomnez!". A toda voz, el conductor, presentaba a los funcionarios cuidándose de hacer un silencio aguardando que los presentes aplaudan. Demás está decir que ni la familia de los políticos presentes aplaudió. Bonete continuó con la ceremonia:
"¡Por decretto del Poder Ejecutivo número seis mil setecientos cuarenta y cuatro, se instituye el nombre de "Doctor Asesor Ad Honorem Gaby Albarracín al primer chorro!"
Cuando el locutor dijo el nombre de "Albarracín" el chorrito de la derecha saltó un poco hacia arriba y un reflector lo alumbró. Alexis Bruno Bonete lo señalaba serio como gato cagando en la garúa, con perdón de la expresión popular. El chorrito subía y bajaba siguiendo la batuta del conductor quién hacia señas hacia arriba y hacia abajo con las manos.
- ¿El primer chorro se llama Albarracín? ¡Qué pasa que no aplauden! -aprobó una chica que tenía una remera con una inscripción que decía "I love Venado Tuerto".
"¡En cuanto al segundo chorro se ha decidido por unanimidad y por el mismo decreto otorgarle el nombre de un extra partidario demostrando así la generosidad de su majestad la señora alcaldesa, el segundo chorro llevará, entonces, el nombre del ex compañero y edil vecinalista Hugo Beeeeeecchio!"
Cuando el locutor Bonete dijo el nombre del segundo chorro, el Tenedor de Libros Alfonso Gómez se puso de pie y, cruzando la esquina a paso de murga, fue a pararse frente a la surgente. Cuando estuvo a tiro, estiró la mano, se mojó el dedo índice, se tocó la frente y miró al cielo.
- ¿Qué querrá significar éste coso con ese gesto? - preguntó el jubilado mientras miraba al nieto que pisaba flores por los canteros con la bicicleta.
- Que Dios nos ayude. -Le contestó uno que estaba sentado en el cordón.
- Imagínese -dijo otro que pasaba con la esposa- a dos chorros por esquina, cuando terminen con el cierre los chorros que vamos a ver...
La música seguía a fondo. Bonete gritaba como si le hubieran dicho que le pagaban el doble. En la pasarela pasaban al galope unas chicas que estaban estudiando de modelos. "Disculpen a las señoritas que están haciendo sus primeras armas en el modelaje" -suplicaba comprensivo Bonete, dando por sentado que las aprendices con el tiempo mejorarían el trote-
Mientras tanto, los dos chorros, con sus respectivos nombres, vivaces, chispeantes, más activos que nunca, subían y bajaban haciendo honor a su bautismo. ¡Y ahooooora, continuando con esta ceremonia, el licenciado Caaauuussi procederá a tomar un vaso de agua del Chorro Albarracín....!", gritaba Alexis secundado por el ritmo de los tambores.