El Intendente de Rosario vino a la ciudad. El hombre empezó a caminar detrás de su sueño de Gobernador y caminando la Provincia (peronista)  llegó a Esperanza. Binner tiene una oportunidad única y no piensa desperdiciarla por eso vino. El gran adversario de Binner (el lo sabe) es la Ley de Lemas y la boleta sábana que seguro llevará el nombre de Reutemann en letras catástrofe para que el prestigio (hoy algo alicaído) del corredor,  arrastre en un acoplado de más de 80 centímetros (eso mide la papeleta) a todos los que vienen colgados del boletón histórico.

Pero Binner tiene posibilidades, el rosarino puede ser el ganador por varias razones, una es porque la inundación parece haber machucado la imagen de Reutemann y otra porque puede conseguir aliados que tienen posicionamientos concretos en lugares concretos. Por eso cuando estuvo en Esperanza habló de lo que el hombre llama "una gran coalición",  habló con Fascendini  que hizo fuerte al radicalismo en las Colonias, mencionó a Favario referente de la Democracia Pogresista y sumando al ARI de Lilita  -mimado por las mujeres en la última elección - listo el pollo, la alianza o como se llame.  No es mala la idea, el Intendente rosarino es buen candidato, puede dar el batacazo y por las dudas se asegura con socios a los que por acá no les fue nada mal.

Aunque como dice mi abuela "el asunto son los matices, nene", y los matices son los que pueden desbarrancar la chata. Pasa que en estos pagos los radicales tienen un entripado irredento con los pedepetes. Recordemos que los Copes Boys llegaron hasta la casa blanca municipal casados con los radicales,  después les hicieron "pito catalán" y a gambeta se olvidaron del juramento matrimonial y dejaron pagando más de una vez a sus "aliados". Fueron infieles. En política eso no se perdona. Tarde o temprano te pasan la boleta y más tarde o más temprano tenés que pagar. Si los radicales se meten ahora en la "gran coalisión" a los besos con el PDP (Binner o no Binner) la explicación que tendrían que dar a sus afiliados (y al electorado) sería -convengamos-, por lo menos, un poco larga y de difícil comprensión.  Pero el tren Binner (¡Qué lástima!) parece tener velocidad de ganador y se corre peligro de perderlo. ¿Qué hacer, entonces? Se puede decir que los radicales no van con los demócratas sino que es al revés, son los demócratas los que van con ellos... No. No va. Hubo demasiados desencuentros, demasiadas acusaciones, demasiados insultos, hostigamientos, palazos, ironías, mala vecindad, el día y la noche.  No va.  Tal vez Binner tenga que elegir; la estructura prolija, numerosa, sólida de un radicalismo fuerte y único en medio de un tembladeral partidario a nivel nacional o la estrategia "base cero" de la Democracia Progresista (cero comunas, cero militancia y cero afiliados).  No creo que cuando se trata de juntar votos se pueda subestimar la organización, no se puede caminar un Departamento sin referentes. No se puede ir donde nadie te conoce.  En suma, todo hace pensar que a la estructura radical le será imposible conciliar con los PDP.  (Además... ¿Se puede saber dónde está el negocio?)