Sol de noche de Cristina Escofet. Elenco: Ingrid Pelicori, Rita Terranova, Emma Ledo, Pablo Arias. Producción TNC: Lucero Margulis. Fotografía: Gustavo Gorrini. Diseño gráfico: Lucio Bazzalo. Asistencia de dirección: Marcelo Méndez. Diseño de sonido: Federico Mizrahi. Diseño de iluminación: Fernando Díaz. Diseño de vestuario y escenografía: Carlos Di Pasquo. Dirección: Francisco Javier. 

Una puesta exquisita del elenco del Teatro Cervantes totalmente frustrada por el comportamiento ordinario de los organizadores. Los funcionarios de cultura, tratando, suponemos, de lograr un lucimiento personal, se movieron durante todo el montaje con la Responsable de Cultura al frente de la sala gesticulando y bamboleándose en forma permanente. Y eso no es nada, con el fin de "hacer bulto" los Meineristas, llenaron la sala con un público en un 90% desinteresado, desinformado y ausente. Las actrices debieron soportar carraspeos, llantos de niños, pasos y ruidos de toda clase que fastidiaron a los protagonistas. Rita Terranova por un instante, sufriendo como una madre, miró fijamente a la sala y con un parlamente en parte de la obra y en parte propio, clamó: "¡No digan nada!" "¡No rompan el misterio!". La grosería estuvo a punto de sacarla de personaje, de haberlo hecho, seguro hubiese solicitado que no "rompan" otra cosa.

El teatro es un arte efímero. Sucede en el momento y cada puesta es un hecho artístico original y distinto. El público participa integrando el misterio que trasporta a todos los presentes a un mundo irrepetible. La señora Robledo debería pedir disculpas a la producción de "Sol de Noche" por haber arruinado en forma tan grosera la función del sabado 19 de abril de 2013. La Intendenta, que también estuvo haciendo "bulto" con empleados municipales, hijos,entenados, parientes y el locutor oficial, también debería pedir disculpas.

Es triste presenciar la ignorancia por parte de los funcionarios. Es triste ver como se rebajan haciendo piruetas frente a la Intendenta para que esta diga "cómo se mueve Robledo, como trabajan sus laderos". Y es mucho más triste sentir el desgano, el egoísmo absoluto, que los hace dejar abandonados, desprotegidos a los actores, quienes quedaron a disposición de una audiencia ruidosa, ignorante y despiadada. Párrafo aparte para el público presente que no tiene toda la culpa, hay público para todo, lo hay para ir a misa, para un espectáculo de cumbia y también para ir al teatro. Este público que "amontonó" el Muncipio local no era un público para la obra que trajo el Cervantes. Robledo y Meiners se ocuparon de llenar la sala (que no llenaron) no importaba con qué ni con quién, podrían haber traído una dotación de bomberos, la comparsa Carioca o el equipo de quinta división de Mitre. Fue cruel. Las actrices (de mucha trayectoria) sufrieron de principio a fin. Aquél que alguna vez leyó o siguió con seriedad alguna obra de teatro, lo sabe.