Cuentan que en tiempo que Anita y su eterno y rubio novio se encrontaban en sábado sentados mirándose y meta decirse nada se estableció la siguiente charla entre ambos tortolitos.
Ana: ¡Ufa, ufa, ufa, que aburrimiento! ¿Se puede saber acaso que es lo que hacen los demás para no embolarse los sábados a la noche?
NOVIO: (Mirando a la concejala mudo como chupau en velorio) ¡Ummm!
ANA: (Como si se le ocurriera una gran idea) ¡Ya está! ¡Hablale a los Fascendini y preguntale que hacen¡ ¡Tomá, che, movete, acá tenés el teléfono!
El otro saltó de inmediato como impulsado por un resorte del sillón donde empollaba y va a cumplir la orden de su enamorada que no le saca los ojos de encima mientras hace un ruido extraño con los dientes. El novio marcó y al rato volvió y algo temeroso dijo.
-Dice el Facha que solo toman café y charlan...
-¡Está bien, hagamos lo mismo! -gritó la flaca con los ojos fuera de las órbitas- ¡Andá y hacé café, carajo!
Cuando el otro vuelve con los cafés, le da uno a su nerviosísima noviecita y se sirve uno él mismo. La cosa sin embargo sigue dale que dale y meta que meta decirse nada hasta que la flaca Ana, explotando y sacando espuma por la boca, le grita al otro que sigue mudo como para velorio.
-¡Bueno infeliz ahora andá a preguntarle a los radichetas fascendini de qué carajo están hablando!
Tiempo Esperanza
Frases Célebres
Todo lo complejo puede dividirse en partes simples.