AÑO 18

NUMERO 61629

Opinión

Año: 1

Número: 63

Manifiesto Moral. (Edgardo Ferrero.)

El asunto de las inundaciones trajo de todo un poco, por un lado algunos vicios que estaban latentes se destaparon y como contrafigura una enorme solidaridad emergió atropelladora y fuerte aunque sin llegar a borrar totalmente lo otro.  Con buen criterio y para no echar todavía más sal a las heridas algunos se llamaron a silencio, y escucharon impávidos como los gurúes tardíos pontificaban sobre lo que "debió hacerse y no se hizo", en una desconsiderada puñalada al Gobernador que contestó "ahora necesitamos poner piedras no buscar culpables".   

Algunos desatan su celo fijándose un objetivo que obnubila cualquier atisbo de sentido común, si el hombre a atacar es Reutemann, para poner un ejemplo, ya no importa  si es o no bueno lo que hace, lo que dice, si sabe o no sabe, si duerme o no duerme, lo único que importa es ponerlo en la mira y a falta de hechos concretos que lo involucren inventar lo que sea, crear dudas, sospechas, en fin, cualquier cosa que lo perjudique. 

Estos vicios son tan evidentes y tan dañinos en la Argentina y hacen tanto mal, que cuando se advierten es necesario denunciarlos y si es posible aniquilarlos con toda la energía. Sin miedo. Embestir estos vicios en forma mesurada y en abstracto, es como tirar tiros al aire. Sabemos que ante cualquier asunto de importancia es de etiqueta adoptar postura de pontífice y hacerse el serio, pero eso es libreto de pompas fúnebres. También sabemos que si hay oficio duro es el de molestar, es como provocar dolor de oído, pero es el precio para conseguir la amistad de los inteligentes de cualquier catadura ideológica que sean. Ser mesurado y dejar en paz a los beneficiarios del "dolce far niente" no caza con el espíritu de este humilde libelo, ver un desmán y no arremeter contra él nos incorporaría de inmediato al bando de los mediocres, cuya mediocridad les encabrita sea denunciada.

Los perversos que se ocultan en los medios, los  truchos de la literatura y del mando, y los aspamentosos de la política, nos harán notar seguramente su malestar y los amigos nos llamarán a la reflexión haciéndonos notar que esto no tiene remedio. Más el milagro es posible (dijo la curandera cuando le trajeron el perrito sin cabeza.) y con más razón tiene remedio en esta ciudad que es chica y con ganas de destacar sus virtudes  El asunto es simple hay que decir la verdad y listo, aunque de tan simple este asunto se hace más complicado que nunca. Porque están los que dicen y hacen cosas para conseguir privilegios para ellos mismos y no les importa mentir. Lo importante es decir la verdad aunque diciendo la verdad no se tenga imagen de "creíble" como les gusta ser ahora a los periodistas. Una cosa es decir la verdad y otra muy distinta ser creíble.  Hoy en día hay muchos "creíbles" que no dicen la verdad y hacen daño a la gente. 

Esta hoja no es periodismo del todo, el periodismo es una actividad febril, frívola y un poco marginal, aunque nada impide que un grupo de hombres honrados la ejerzan por un tiempo vestidos de "cloaquistas" de tercera clase.
Lector, dejamos en tus manos una hoja honrada, tu ayuda, de cualquier modo que sea, no quedará sin recompensa.
 
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