Los colectivos salen de la terminal. La gente va y viene, algunos por última vez en la semana.  Sin embargo, todos volvemos, porque en esta ciudad, no hay forma de salir de la rutina. Muchos saben que los fines de semana, Esperanza, es el reino del aburrimiento, y lo dicen. Parecería que las buenas costumbres prohíben todo lo que la rutina no impone. En esta comarca los hombres sueñan con jubilarse y las mujeres con casarse. Los jóvenes hacen lo que pueden. Los que participan de los desmanes de fin de semana padecen de soledad o abandono. Los que pueden se van lo más lejos posible, los que no pueden dejarán su cuerpo y se irán lejos igual, a ninguna parte. Los visitantes, más si son músicos o actores que vienen a mostrar lo que hacen, la mayoría de las veces se deprimen porque la ciudad les hace sentir el abandono.

Hoy en día a algunos entusiastas se les ha dado por ofrecer espectáculos. Obras de teatro. Grupos musicales. El teatro tiene el estímulo grande de que los actores juegan de local. "La gente va a ver a fulano o fulana a ver que hace".  Eso es bueno porque asegura público. Hace falta público para que los que están en el tema continúen. Este fin de semana tenemos dos obras de teatro y un grupo musical. La flamante sala privada "La Juana" ofrece una obra de Adriana Allende, dueña, autora y directora del emprendimiento. Por otro lado "El Club de tango" se le anima a una pieza de Roberto Cossa, "La nona", que viene con buenas referencias y que también cuenta con actuaciones locales. En la Fundación RD tendremos a "Suñé trío", una propusta musical un poco más selectiva, la visita sugiere buen gusto y una dosis de profesionalismo y creatividad. 

Este, a grandes rasgos es el programa de fin de semana, agregado, por supuesto,  a los que repiten el rutinario berretín de salir a comer para los grandes y presentarse en el único boliche bailable de "moda" que nos queda para los jóvenes, así se completa el menú de fin de semana. Lo interesante es que vivimos una etapa con nutrida participación artística de nuestros conciudadanos, sería interesante que los proyectos tengan permanenbcia en el tiempo. Ojalá que la gente de esta ciudad, que tiene bastante fama de castradora, cambie la cabeza  y estimule con su presencia estas aventuras que tanta falta nos hacen para salir de la nociva rutina.