¿Qué hacen los funcionarios mientras no duermen?  Bueno, lo que hacen los funcionarios cuando NO duermen, son cosas que se convierten en "hechos públicos", de manera que todos podemos saber que es lo que hacen. Claro que cuando esos funcionarios NO hacen absolutamente nada, también lo sabemos. El hecho realmente curioso y que nos llena de espectaticas es saber "cuánto tiempo puede resistir una ciudad con funcionarios que no hacen nada". 

La ciudad de Esperanza lleva en su haber la ingesta de varios "sapos". El "sapo" principal consiste en consentir que el manejo de la política municipal y la cultura quede en manos de dos individuos de otras localidades, importados por la Intendenta. Lo peor es que los dos "turistas" hacen poco y nada en sus puestos, hecho que anula cualquier motivo justificado para incluirlos en el gabinete. ¿Para qué traer estos fulanos de otras geografías? Si no son técnimamento superiores a todo lo vernáculo,  no tiene gollete, salvo que se trate de un sentimiento sicótico de la Intendenta, un gesto intencional, para vengarse de sus conciudadanos ofendiendo la inteligencia. Como diciendo: "miren tengo que traer gente de afuera porque ustedes son unos nabos..."  No se sabe si en realidad es así, lo que sí se sabe es que deben ser pocos en el País los que insultan a sus vecinos con una decisiòn semejante. 

¿Cual es la medida de la resistencia de una ciudad? Todo tiene su límite, no se puede estar mucho tiempo bajo el agua sin respirar, en algún momento habrá que asomar la nariz.  El manoseo infligido a una institución señera como los bomberos es realmente una vergüenza.  El abandono de la cultura local, la inactividad de la Sala Dante Alighieri (con el agregado que el Municipio reclama a la Nación subsidio para mantenerla abierta y en acción);  la nula sensibilidad de la secretaría de promoción social; el papel ridículo de Obras Públicas; las mínimas respuestas en servicios y, en suma, el achatamiento general de la gestión municipal, hace que, si establecemos un promedio para estos cinco años, lleguemos a la conclusión de que los "hechos" de Meiners desaparecen en forma alarmante.