AÑO 18

NUMERO 61629

Opinión

Año: 10

Número: 474

11 DE MAYO DE 1974: "¿LOS MONTONEROS MATARON AL PADRE CARLOS MUJICA?" (Escribe Rogelio Alaniz)

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El sábado 11 de mayo de 1974, a la salida de la parroquia San Francisco Solano, el padre Carlos Mujica fue asesinado. El sacerdote terminaba de dar misa y estaba conversando con dos o tres militantes de la villa, cuando un hombre de bigotes espesos, cabellos negros y ropas oscuras, le disparó una ráfaga de ametralladora. Eran las ocho y cuarto de la noche.

Mujica sobrevivió dos horas a sus heridas. Alcanzó a decir algunas palabras y, fiel a su estilo, antes de irse, le guiñó el ojo al padre Jorge Vernazza, el sacerdote con el que se había iniciado en el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo, el compañero con el que habían viajado juntos en el avión que trajo a Perón a la Argentina en noviembre de 1972, y el hermano con el que compartieron la aventura de intentar ser fieles al Evangelio desde una perspectiva que, no por controvertida, dejó de ser apasionante.

Nunca sabremos a ciencia cierta si Mujica deseaba la muerte. Lo seguro es que no la temía. “Estoy dispuesto a morir por mi fe, pero no a matar”, afirmaba muy serio, en un tiempo en que se empezó a jugar con cierta irresponsabilidad y ligereza con el espectro de la muerte.

Mujica sospechaba que podían atentar contra su vida. Alguna vez dijo que los disparos podían venir de la derecha o de la izquierda. Sus disidencias con Montoneros y sus diferencias con López Rega, lo colocaban en el medio de la línea de fuego. Los consejos de los amigos, para que se expusiera menos, nunca fueron escuchados. Con sus aciertos y sus errores, el “cura rubio”, como le decían, era honrado, valiente y conmovedoramente fiel a sí mismo.

Sin duda, uno de sus grandes errores políticos fue trabajar con López Rega en el Ministerio de Bienestar Social. Asimismo, sus diferencias con Montoneros y la izquierda peronista se fueron haciendo más profundas. Poco antes de su muerte, la revista “Militancia”, dirigida por Ortega Peña lo criticaba con términos duros y burlones.

¿Mujica peronista? Lo fue, pero siempre fue más un hombre de Dios que un político. Creyó en Perón, pero más creía en la Iglesia. Nunca le tuvo miedo a Marx, fue uno de los sacerdotes que promovió el dialogo entre marxistas y cristianos, pero su libro era el Evangelio, no El Capital.

¿Quién lo mandó a matar? La respuesta a este interrogante, durante mucho tiempo fue controvertida. Los Montoneros, dijeron unos; las Tres A, replicaron los otros. Las dudas, con el tiempo, se fueron disipando a medida que las evidencias sobre la participación de Rodolfo Almirón en el crimen, iban saliendo a la luz.

La descripción física que los testigos hacen del asesino, coinciden con los rasgos de Almirón. Mujica fue muerto por los disparos de una ametralladora que usaban los matones de Bienestar Social. Otro dato merece tenerse en cuenta. Unos minutos antes del crimen, alguien llama por teléfono a la iglesia y dice a los gritos que no lo dejen salir a Mujica, que por favor no lo dejen salir a la calle. En ese instante suenan los disparos. ¿Quién llamó? No lo sabemos.
 
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