Jorge Simonutti sabe que la política no se hace hablando.  Está seguro que los hechos terminan por  premiar a quienes se ponen al frente de las cosas concretas tarde o temprano. Ante un gobierno municipal dormido no hay que hacer mucho para destacarse. Simonutti no quiere ser Intendente.  Pero sabe que trabajando en el proyecto de Parque Industrial, sin quererlo, su figura se convierte de a poco en referente para la gente. Todo se potencia porque en el Muncipio no hay nadie que se destaque,  no se hace nada importante, solo se habla y la gente compara.  La ciudad también tiene sus "gordos", con todo respeto.  Personas de profunda convicción que confían en los hechos.  No hace falta saber qué dicen o que hacen los otros. Lo que hace Meiners para desprestigiarse supera con creces el trabajo opositor.  Simonutti aunque no quiera será una de las opciones futuras. Si corona con éxito el proyecto de Parque Industrial puede convertirse en el primer aspirante serio a la Intendencia que viene del sector empresario.

Meiners no tiene iniciativa, con un presupuesto de más de cien millones, no mueve un dedo. Simonutti, de la nada, sin contar con recursos, está sacando de la galera un hecho que, de concretarse, será difícil de igualar.  El Centro de Industria y Comercio se está convirtiendo en una fábrica de dirigentes que van dejando su huella en la ciudad.  No olvidemos que el Presidente anterior fue el gestor del notable local que ahora ocupa el centro.  Si el Presidente actual consigue impulsar el Parque Industrial no solo dará continuidad a la mística interna sino que dará un ejemplo de gestión a toda la ciudad. La Intendenta, mientras tanto, observa impávida como la historia le pasa por delante de las narices. Con esa furia municipal, Simonutti y otros dirigentes, en poco tiempo, serán tomados en serio. Meiners solo puede aspirar a "colarse" en la foto cuando corten la cinta de la inauguración del Parque. Con eso no alcalza, la gente ya no come barro.