AÑO 18

NUMERO 61629

Humor

Año: 1

Número: 46

Cuento ciudadano con personajes locales

Dicen los muchachos de los bares que uno de esos fines de semana de verano, un domingo a la tardecita para ser más precisos, se vio caminar por la calle Sarmiento cerca de las tiendas a Caponino, el gran mandamás de la ciudad, junto a su no menos importante secretario Chuky, ambos dos -dicen- con la intención de verificar ciertos comportamientos de los jóvenes esperancinos que habían tomado por costumbre echarse (desparramarse) en las veredas. LLegado el duo frente a un racimo de jovenzuelos parece a todos los chicos a un tiempo se pusieron de pie como impulsados por un resorte imvicible hecho este que sorprendió sobremanera al gran capo de la ciudad de los esperantos quien de inmediato dijo:
-¡Caramba señor Chuky! ¿Qué es lo que hacen estos niños?
- No lo sé gran señor... creo que es solo una demostración de respeto.
- ¿Respeto? ¡Por favor, muchachos, sentarse de inmediato, vamos...!

No obstante la orden del Jefe ciudadano, los "teen agers" permanecían parados y duros tal como si estuviesen frente al jefe de guardia del escuadrón de infantería de Paso De Los Libres. Cosa que desbarrancó un poco el ánimo de Caponino quién algo molesto se dirigió a los jóvenes.
- ¡Pero, será posible...!! ¿Hasta donde ha llegado la represión en esta bendita ciudad?
¿Qué pasa que ahora nuestros jóvenes tienen miedo de sentarse en los umbrales?
¡Esto es más de lo que puedo soportar! ¡Si hay algo que me rebela es el autoritarismo y la fuerza ejercida contra estos imberbes!
-Pero, señor, cálmese por favor... -dijo el secretario mirando para todos lados-
-¡En qué nos hemos convertido señor Chuky! ¡Somos fachos acaso!
- No señor pero... -El secretario trataba de disimular ante los paseantes que miraban con curiosa morbosidad. Pero era inútil porque Caponino levantaba presión como leche hervida.
-¡A ver ... vení para acá vos! -gritó el zorro gringo fuera de sí llamando a un rubiecito con lentes y un arito en la ceja izquierda- ¡Rápido, acá, conmigo carrera marrrch...!

El chico se acercó con una mirada de interrogación hacia los demás que permanecían parados observando la escena.
- Venga para acá querido. Sígame. -El gran Caponino llevó paternalmente al cachorro hacia el umbral de la tienda y llegado frente al mismo tomó al muchacho de los hombros y lo sentó de golpe. Después miró a todos mientras decía con voz de maestra de quinto- Esto es lo que quiero que hagan, niños, los quiero sentados como antes en los umbrales de las vidrieras, la juventud debe ser valiente, que digo valiente revolucionaria....
-Señor....
-¡Qué pasa ahora secretario! ¡No me interrumpa cuando arengo a los jóvenes...!
-Señor -insistió el gran Chuky- es mejor que nos retiremos...
- ¿Retirarnos, por qué si se puede saber?
- Ha sentado al niño sobre los tarugos que el gran sirio libanés de la tienda coloca para proteger sus umbrales, gran señor...
Los dos hombres forzaron una sonrisa hacia el público presente y acto seguido escaparon del lugar. El rubiecito del arito en la ceja los miraba con los ojos muy abiertos desde su asiento.
 
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