AÑO 18

NUMERO 61629

Novela

Año: 6

Número: 429

LA LEYENDA DEL GAUCHO ALBARRACÍN. HOY: AUDIENCIA CON EL CUERPO DE BOMBEROS.

"¿Por qué la señora Intendenta está zapateando encima del proyecto de presupuesto 2012?" preguntó el Gaucho Albarracín que había llegado de visita a la comuna con la intención de conchabarse como asesor en reciclado de bosta.

"No es el presupuesto", dijo un pibe cogutudo y nervioso que según se sabía era hijo del viejo Gomez un gaucho trepador del barrio norte, que tenía el vicio de dejarse larga la uña del dedo meñique.

¿Como que no es el presupuesto, y entonces que es? insistió Albarracín acomodándose la bombacha que se le había metido caprichosamente en la zanja de las asentaderas..

"No es el presupuesto -repitió Gomez- es la carta de los bomberos"  "Parece que se han recolectado firmas para que las mangueras estén alertas día y noche"

Mientras tanto la Reina del Salado había levantado los colores de su rostro, estaba notablemente despeinada y de cuando en cuando el pollerín se le enredaba en la cabeza, producto de los corcoveos con los cuales manifestaba su rabia y su impotencia.

-¡No sé que mierda quiere la gente! -chillaba la alcaldesa mientras pisoteaba la carta con las ojotas- ¡Qué carajo tengo que ver yo si los incendios suceden de noche! ¡Se pueden meter la manguera ya saben donde, que no les voy a dar un solo peso, que joder...!

No había terminado de lamentarse, la señora, cuando se abrieron los portalones del gran salón comunal, dando paso a los edecanes quienes, a fuerza de trompetas y trompetines, anunciaron la entrada de un individuo ataviado con casco, hacha y uniforme azul, con botas incluídas, todo perfectamente lustrado y pulido, quién se presentó como el jefe del cuerpo de bomberos, convenientemente custodiado por dos morrudos cadetes enarbolando sendas mangueras con las que apuntaban a la Intendenta. 

El gaucho Albarracín no alcanzó a tantearse el cinto que fue sacado a patadas del salón, "por colado", dijeron, suerte idéntica corrió Gómez a quién ni siquiera fue necesario ordenarle el retiro porque salió disparado antes de que nadie pestañeara. La señora, entretanto, suspendió su zapateo sobre la carta y componiéndose sacó un espejito que usó para empolvarse y pintarse los labios. Uno de los visitantes le alcanzó una ojota que había quedado junto a la foto del ex Intendente Barraguirre y una vez que todos se hubieron acomodado, se procedió a dar inicio a la primera audiencia agendada para el día de la fecha.
 
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Jacob Howell (c.1594-1666)
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