AÑO 18

NUMERO 61629

Opinión

Año: 1

Número: 42

Acordar, Hablar... una notita de Edgardo Ferrero

Corremos el riesgo en esta ciudad de construir un futuro si no irracional por lo menos muy pero muy original. Mientras nos quejamos de Rodriguez Saa el presidente que declara el default y después recupera sus cuantiosos depósitos en dólares. Mientras nos sorprendemos con los turcos que desechan 25 mil millones de dólares ofrecidos por los Estados Unidos para instalar sus bases de guerra en su territorio (nos preguntamos que hubiera hecho el "turco" nuestro en igual situación) y a ínstantes de padecer a un Luis Barrionuevo tan primitivamente populista, nosotros, en un cuerpo parlamentario de nuestra ciudad chiquita y ordenadita, nos damos el lujo de exhibirnos por el circuito cerrado de televisión como un pueblo que -al parecer- ha elegido para acordar a un grupo de homhres y mujeres que no se hablan.

"Hablando se entiende la gente" dice el viejo adagio, pero tales simplezas no parecen coincidir con nosotros ya que siempre suele darse la contraria en el conjunto de representantes de una ciudad que ya sugieren no tener en absoluto idea de lo colectivo. Las charlas agresivas son moneda común en las reuniones, las estrategias de coyuntura priorizan la derrota y el ridículo del adversario y las contradicciones pertenecen al reino de lo cotidiano. Lo que el año pasado estaba mal este año está bien y si en el pasado "tres eran más que dos" en el presente ya no parece ser tan así.

La conformación de las comisiones en el Concejo de nuestra ciudad no terminaron de conformar a la oposición que curiosamente se encuentra en la misma posición que se encontraba el oficialismo el año pasado. Martín Carrizo que disfruta (o sufre) la soledad de un bloque justicialista minoritario lejos de constituirse en un árbitro definidor o salomónico se ha retirado dejando a radicales y demócratas la
(¿imposible?) consigna de conciliar o conciliar. Tres a tres, la paridad obliga a recurrir a la esencia del cuerpo colegiado municipal, cuyo sentido no es otro que ceder un poco para acordar políticas que beneficien a la comunidad en su conjunto y nunca competir teatralmente (por el cable o por la radio) para mostrar a los electores quién es el malo y quién es el bueno.

Se puede seguir así. Ante tan aleccionadores ejemplos que abundan a nuestro alrededor no solo en nuestra Argentina (Barrionuevo, Menem, Duhalde, Moreau, Pierri, Saa, etc) sino en el mundo (Bush, Saddam, etc.), todo hace pensar que no hay más remedio que aceptar las reglas de juego que se nos ofrecen a diario por más duras o irracionales que fuesen, si queremos aspirar a la victoria.

Ana Copes acusa a Martín Carrizo y lo hace un representante de lo que ella llama "las viejas prácticas políticas" dando a entender que el hombre del justicialismo es poco menos que un discípulo de Barrionuevo. Es injusto. Carrizo hábilmente se retira del medio, se cubre del fuego cruzado que vienen de dos partidos que no se hablan y lo usan como árbitro de sus entripados. Martín solo se pone al costado, deja de pagar el pato, no quiere ser la Celestina que arregla los "fatos" entre dos novios que se pelean a cada rato. La chica Copes no lo puede culpar por usar el viejo y nunca valorado "sentido común". Es cierto que los que más sufren por esta actitud del Concejal Justicialista son los demócratas, pero sufren por su propia inexperiencia porque nunca están con el equipo ideal, antes porque no tenían la presidencia y ahora porque la tienen, antes porque tres abajo era mejor y ahora porque no...

Unos cuantos esperancinos votaron a estos concejales y volverán a votar a otros o tal vez a los mismos con la inocente intención de que acuerden proyectos (los mejores posibles) en beneficio del conjunto. El caso es que, si los beneficiados con nuestros votos no solo evitan conciliar sino que no logran siquiera mirarse a los ojos y hablarse el asunto deja de tener gollete. ¿Para qué sirve el cuerpo parlamentario que no parla...?  ¿Nos gusta ver un partido que terminará siempre, irremediablemente, en un empate?  Da la impresión que hay un vicio por la sospecha permanente en la oposición y un acostumbramiento (fatal) a la victoria en el oficialismo.

No se puede elaborar políticas declarando de antemano la perversidad del otro. "Este es malo por lo tanto debemos aniquilarlo", así el aniquilamiento del adversario termina siendo nuestro principal objetivo y la suerte de la ciudad quedará de lado. Primero liquidar al otro y la ciudad que espere.

El ejecutivo ha elaborado un plan de gobierno independiente de los dimes y diretes del Concejo Municipal. ¿Hizo mal o hizo bien?  La sesión inicial del Concejo Municipal hace que todos le demos la razón al Intendente. Así están las cosas con las peleas de novios, será cuestión de ver que se hace con esto cuando llegue el momento de votar. Los que orientan esta política de confrontación deberán irse.
 
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