Casi sesenta años después del primer intento, la Argentina encarará la construcción de un automóvil de producción nacional. El Gobierno planea poner en marcha, antes de fin de año -y si las urnas no dicen lo contrario-, la fabricación en serie del Auto Popular Argentino (A!PA, como lo designan por ahora sus creadores) en una planta ubicada en el parque industrial de Florencio Varela.
Se trata de un ambicioso plan que apunta a maximizar la integración de producción nacional, que hoy promedia menos del 30% en las terminales instaladas en la Argentina, y a crear un millar de empleos directos y más de 3.000 indirectos. El objetivo será fabricar un auto económico, cuyo costo hoy se prevé cercano a los $ 40.000, de uso mayoritariamente urbano y con proyecciones a futuro hasta de elaborar un motor eléctrico para el vehículo.
Para encontrar el antecedente más cercano hay que remontarse a 1953, cuando el entonces presidente Juan Perón arrancó con la fabricación de un vehículo denominado El Justicialista, que llegaría acompañado por otros modelos, como el mítico Rastrojero, y cuyo avance quedó trunco por el golpe de Estado de 1955.
El proyecto fue ideado por el arquitecto Miguel Ángel Bravo, presidente de la compañía de motores que lleva su nombre, y fue tomado por el diputado nacional Carlos Kunkel, encargado de llevar la iniciativa a Casa de Gobierno. Kunkel, además, convenció al intendente de Florencio Varela, Julio Pereyra, de encontrarle un espacio a la futura planta fabril.
Las propuestas circulaban ya desde 2009, pero tomaron nuevo impulso este año, una vez que Kunkel y Bravo se pusieron en contacto con el secretario gremial del sindicato de mecánicos (SMATA), Ricardo Pignanelli, quien prometió hacer gestiones ante los fabricantes de autopartes. Pignanelli asumirá en diciembre como secretario general del gremio.
El equipo de gestores se completó con la ministra de Industria, Débora Giorgi, y el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Los modelos creados por Bravo están expuestos en la muestra Tecnópolis.
Kunkel acudió a Pereyra, con quien mantiene un vínculo histórico. El actual diputado fue incluso funcionario de anteriores gestiones en la intendencia. Pereyra, que talla fuerte en la interna del peronismo bonaerense en su condición de jefe de la Federación Argentina de Municipios (FAM), dio el predio que Bravo había buscado antes en otras comunas, como Ramallo y San Nicolás, sin éxito.
Los protagonistas de la negociación se entusiasman con el proyecto. Afirman que antes de fin de año estará puesta la piedra fundacional de la fábrica, y estiman que en el plazo de doce meses más el primer modelo del A!PA, fabricado en serie, estará a la venta.
Para una primera etapa, planean sacar al mercado un automóvil de cuatro puertas (un modelo expuesto en Tecnópolis es de tres puertas) que contará con un motor de Fiat, en su versión Fire 1.6. A futuro creen que la fábrica estará en condiciones de producir sus propios motores, incluso eléctricos. Los conocedores del mundo «tuerca» destacan, además, que el chasis estará a cargo de Pedro Campos, famoso en el rubro por su tarea en categorías de competición como el Turismo Carretera.
Más allá de las especificaciones técnicas, en el SMATA ponen la expectativa en la promesa de que el auto argentino elevará la integración nacional hasta el 50%, en un principio, y con la posibilidad de llegar al 70% en función de los acuerdos con los autopartistas. De hecho, si no fue lanzado antes el proyecto es porque los protagonistas buscaban cerrar acuerdos con toda la cadena de proveedores de las automotrices, en su mayoría sujetos históricamente a los designios de esas fábricas terminales.
En la labor de reunir la cadena de valor en torno al proyecto estuvieron Giorgi y Moreno. En total, se calcula que unos 400 empresarios, en su mayoría dueños de pymes, tomarán parte del proyecto una vez en marcha.
Hasta ahora, en su fábrica de la Capital Federal, Bravo y su equipo produjeron vehículos tipo boggie, denominados Nach One, que comercializaron para competición. También vendieron algunos a la Prefectura a través de un acuerdo con la ministra de Seguridad, Nilda Garré.
Sin mayores detalles, los negociadores dijeron que el financiamiento de la fábrica se organizará a instancias de uno de los créditos del Bicentenario. Y que el proyecto contará además con apoyo del Estado bonaerense y del municipio de Florencio Varela.
La industria automotriz fue una de las más mimadas durante los Gobiernos de Néstor y Cristina de Kirchner. De hecho, la producción y venta de vehículos creció incluso en el período de crisis internacional durante 2008 y 2009, a instancias de medidas de protección aplicadas por el Ejecutivo. Para este año se calcula que la producción llegará al récord de 840 mil vehículos.