AÑO 18

NUMERO 61629

Opinión

Año: 6

Número: 413

A LA SEÑORA LE FALTA "MATERIAL HUMANO" PARA PODER HACER GRANDE A LA CIUDAD.

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Siempre la juventud se movilizó por utopías, por trabajos en los que el imposible rondaba por las cabezas de los que se embarcaban en los oficios de la vida. Los hombres vulgares -según Ortega y Gasset- están siempre satisfechos de sí mismos, dan por buenos los gustos, preferencias y opiniones, sin reflexionar demasiado. No se exigen en nada, no se remiten a instancias superiores, se conforman, están encantados de ser como son.

Los hombres excelentes viven exigiéndose. No le encuentran sabor a la vida sin la ponen al servicio de una gran empresa superior o trascendente. Esa es la vida noble. Usted dirá: ¿Y dónde están esos hombres excelentes que pretendemos encontrar? Porque con un vistazo a nuestro alrededor ya nos damos cuenta que nos encontramos rodeados de atorrantes que solo aspiran a trabajar lo menos posible, comer como cerdos, chuparse hasta el agua de las cunetas y dormir la siesta. A nadie escapa que por la Suiza de las Pampas es difícil encontrar criaturas de selección, a lo sumo, habrá alguno de los que "atorran" en la Municipalidad y en los bancos de la plaza que reconozca que "las dificultades fortalecen el espíritu", pero de boca nomás, sin mover un dedo para confirmar la teoría.

Con ese material, debe lidiar la Señora, la condesa de los sojales, nuestra "caudilla", que bien pudiera tener la intención de llevar a este pueblo a su destino de grandeza, pero carece del elemento humano justo y necesario para hacerlo. Los oficiales más encumbrados con que cuenta nuestra Jefa, solo piensan en "macanearle" a los contribuyentes, haciendo como que están haciendo quién sabe que cosa, tratando de despertar admiración de la "gilada" haciendo cada menos comprensibles sus tareas y hablando de ellas en un lenguaje especializado. Como si quisieran convencernos de que patear penales, escribir anuncios para calzoncillos o jugar al truco son verdaderas epopeyas. Con ese material humano a nuestra alcaldesa no le queda más remedio que continuar con el "Meta hacer nada",  simulando lo mejor posible que está construyendo un paraíso para dentro de cuatro años. 
 
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José Bergamín (1895-1983)
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