AÑO 18

NUMERO 61629

Opinión

Año: 1

Número: 40

¡Oh, la juventud...! (una notita de Edgardo Ferrero)

Cuando los esperancinos quieren quejarse por los desmanes que cometen algunos  jóvenes de esta ciudad lo primero que dicen es "que no están en contra de la juventud".  Este curioso arranque de la queja, especie de atajada o, tal vez, complejo que acusamos todos los que hemos superado los veinte abriles es -¡upalala!- el motivo de esta nota.

Y claro, la señora que le dice al Intendente que un lunes salió a dar una vueltita por la plaza y que se encontró con un chiquero, debe prevenirse aclarando que "no tiene nada contra los jovencitos, que al contrario que quiere que los chicos se diviertan y que ella también es joven... pero que habiendo cestos para tirar la basura y baños para hacer "pipí" es un despropósito vomitar en el suelo, tirar la yerba en la vereda y orinar las puertas de los negocios..."
-¿Usted cree...?
- Yo creo.

Pasa que la juventud,  como también los adultos y los ancianos, responden a una clasificación sencilla y que se cae de madura, clasificación que no tengo ningún inconveniente en transcribir a continuación, veamos: La juventud se divide en dos grandes item, rubros o grupos a saber:
a-) Juventud limpia  y  
b-) Juventud sucia. 

La juventud "limpia" vendría a ser la que vacía el mate en los recipientes destinados a tal efecto, orina en los baños y no escupe en el suelo. Y la juventud "sucia" y/o "roñosa" y/o "cochina" y/o "chancha",  es la que hace todo lo contrario. Demás está decir que esta clasificación se aplica a todos los bípedos racionales que andan por Esperanza, muchos de los cuales han dejado de ser jóvenes hace bastante tiempo y a los ancianos varones y mujeres (y de los otros) menos los niños que son los únicos privilegiados como dijo Perón.
Es innegable que no tenemos ninguno de nosotros nada de nada contra los jóvenes, es más, no creo haya muchas ciudades más tolerantes con los muchachos como ésta ciudad de Esperanza. Pero una cosa es la juventud y su pasión innovadora y otra muy distinta la mugre. No hay ningún principio revolucionario en el corrimiento de un banco de plaza o en hacer un "chiquero" de un paseo ordenado y pulcro como la plaza ciudadana.  Tal vez algunos relacionen a la juventud con el desorden, los excesos, la alegría desbordante y hasta con la destrucción o el griterío. Puede ser, de eso hemos visto y comprendemos tales conductas, "son jóvenes" decimos y pensamos,  pero nadie con dos dedos de frente puede emparentar a la juventud con la mugre aunque fuese como expresión de autenticidad o con el daño a la propiedad comunitaria como signos de espontánea reacción ante la injusticia social.  Acá no hay nada de eso. Acá se les brinda a los jóvenes abundante espacio, mucho lugar florido y prolijo, mucha libertad absoluta paciencia y tolerancia suprema.  Todo eso es gratis, pero es gratis para todos, para los que ya dejaron el chupete y para los que andan con los nietos de la mano también. Es maravilloso ver y saber que esta es una ciudad de jóvenes, jóvenes que estudian, jóvenes artistas, jóvenes que trabajan, que se divierten... y es muy bueno ver y saber que los jóvenes son cada vez más numerosos porque eso significa que ha crecido la fe en esta comarca.  No seremos nosotros los que dejemos de proteger a nuestros muchachos y chicas, no seremos nosotros los que hagamos de esta ciudad un territorio hostil para la juventud. Nunca.  Por eso en nombre de todos, jóvenes limpios, adultos limpios y ancianos limpios cumplimos en solicitar a quién corresponda... piedad para esta prolija y pulcrísima ciudad.
 
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