AÑO 18

NUMERO 61629

Novela

Año: 6

Número: 411

LA NOVELA DEL GAUCHO ALBARRACÍN. CAPÍTULO ESTRENO. 

la-novela-del-gaucho-albarracin-capitulo-estrenonbsp
Era feriado y por el medio de la calle Sarmiento venían al trote los tres gauchos matreros levantando la tierrita que se juntaba en los cordones. El gaucho Anza traía una china en las ancas de un zaino gordo y patudo que parecía un elefante, a un costado contra las veredas el domador de ñanduces "Fatiga" Rubens hacía ruido con las espuelas mientras se acomodaba los guardamontes encima de un potro negro y vergudo, en el medio el Gaucho Albarracín, chambergo echado para atrás, vincha celeste, blusa con escote y un arito en la oreja derecha, con el rebenque apoyado en el muslo derecho ataloneando a "Gucho". Los tres se venían para el centro, los tres de alpargatas nuevas, el único que traía boleadoras era "Fatiga" que cada tanto se las desenredaba de los talones.

Los vecinos corrían por los cordones y le tiraban serpentinas, rollos de máquina de sumar y rollos de papel higiénico en señal de apoyo y simpatía. Los tres gauchos matreros saludaban a las señoras con una sonrisa y una leve inclinación de cabeza, el gaucho Albarracín solo borraba su sonrisa cuando Gucho iba sembrando bosta a troche moche. "¿Qué le pasa a este yeguarizo, estará descompuesto que no para de defecar, carajo?" pensaba incómodo el gaucho proscripto mientras se tapaba la cara con el chambergo.

El trío llegó haciendo flamear las bombachas hasta la esquina de Córdoba y Sarmiento, ahí nomás el gaucho Anza tiró de la rienda del percherón y dobló en la esquina en dirección Oeste, Albarracín y Rubens lo siguieron haciendo trotear a sus cabalgaduras. A mitad de cuadra se escuchó la voz de la china enancada en el potro del morocho que decía: "Negro, no quiero ir al boliche de Lorenzón", ahí nomás el cantor de boleros, el pardo,  hizo parar en dos patas al zaino y echando espuma por la boca, taladró con  la mirada a la china. Los otros dos criollos, mientras tanto, siguieron al trote hasta la esquina de la calle Moreno donde simularon detenerse para darle fuego al gaucho Húbeli que tomaba sol en la vereda.

-¡Cómo que no quiere ir al boliche de Lorenzón, qué bicho le picó ahora!
- Ese lugar no es para mí, está lleno de gringos colorados que se chupan hasta el agua de los inodoros...
- ¡Y su mama, su mama, acuérdese que su mama va todos los años a tomar la caña con ruda, canejo!
- Mi mama es mi mama, pardo, yo soy yo, si me lleva a la fuerza a ese boliche, me vuelvo con hormiga negra Sanpeso...

El criollo Anza, el gaucho cuchillero, el cantor, el pardo, puso pie en tierra, sacó chispas con las espuelas en el asfalto de la avenida Córdoba, le ofrendó los brazos a su concubina para ayudarla a bajar y cuando la tuvo cerca, la apretó contra el matungo y la besó apasionadamente. Después tomó a su prienda de la cintura y encaró para el lado de la retreta. En la esquina, Albarracin y Fatiga, como dos centauros traicionados, miraban como su compañero los abandonaba, como música de fondo de la patética escena, "Gucho", el fiel tordillo del gaucho Albarracín, orinaba en la esquina con la violencia de un camión regador.  (continuará)
 
Facebook Twitter Delicious Linked in Reddit MySpace Stumbleupon Digg Whatsapp Enviar por Correo

Imprimir Noticia

El Tiempo
Tiempo Esperanza
Buscar Noticias
Frases Célebres
El mejor profeta del futuro es el pasado.
Lord Byron, George Gordon (1788-1824)
Poeta inglés
Cotización del Dólar