AÑO 18

NUMERO 61629

Novela

Año: 6

Número: 410

LA NOVELA DEL GAUCHO ALBARRACÍN AVANZA AL TROTE.

la-novela-del-gaucho-albarracin-avanza-al-trote
"En un tordillo "pesau"
llamado "gucho",  petisito
cae al centro al trotecito
y lindamente "sentau"
un paisano del "Venau"
de apelativo Gabriel
vasco negro y mozo infiel
como en el pago no hay otro
capaz de robarle a un ciego
la torta y hasta el pastel. .

El gaucho Albarracín así era presentado en el Cabildo Abierto donde se le da entrada a cualquier paisano de buena voluntad que quiera habitar el suelo argentino, según dijo al darle entrada, un gauchito morochito que parecía un cantor de boleros portorriqueño al cual llamaban "gaucho Anza". "¡Yo soy el gaucho Anza, si no lo pincho con el facón lo pincho con la lanza!", gritaba el moreno mientras sonreía con la dentera blanca como la leche.

- ¿Quién es este negro que se tiene tanta confianza? -preguntó a su vecino de asiento el Gaucho Albarracín.
- Este es un negrito que llegó del norte y se aquerenció en estos pagos. Así como lo ve es un cristiano bastante astuto, por esas vueltas de la vida, vino a enamorar a la hija de la dueña del circo, la condesa Ana María del Cocco, que es la que corta y pincha el bacalao en este caserío.

El llamado "gaucho Anza" estaba zapateando delante de la concurrencia al grito de "yo soy el gaucho Anza, al que levanta el gallo, le corto la panza" y otras cosas por el estilo, alaraca que tenía por costumbre realizar para "entretener" según decía el negrito.

- ¡Ponga atención la paisanada! ¡Atiendan, carajo! -dijo de pronto golpeando las manos un gringo de ojos saltones que según se supo después se hacía llamar "El gringo Vecchio" vendedor de macetas y enredaderas, quién anunció a la condesa del Cocco, que, según dijo iba a inaugurar la reunión.

Ni bien terminó de hablar el gringo, que, de paso les digo que escupía, cada vez que pronunciaba el nombre de la condesa, un indio gordinflón al que le decían "Tatú" Dos Santos hizo sonar una cornamenta y al toque apareció la condesa a paso de murga, una china rechoncha, con un peinetón en la mollera, pollerín floreado y alpargatas rosadas.

-¡A la mierda! - exclamó el gaucho Albarracín sorprendido por tanto aspaviento-
- ¡Aunque usted no lo crea, paisano, esta señora es la que manda en esta comarca! Y es mejor que se llame a silencio porque no está vacunada contra la rabia y se la incomoda le puede saltar encima y pasarle el rastrillo por el lomo. -le advirtió su vecino un pobre gaucho desnutrido que parecía siempre cansado que se hacía llamar "Fatiga" Ruben.

La condesa, mientras tanto, se había plantado al frente de la concurrencia rodeada de ayudantes y chupamedias que le servían grapa y sánguches de mortadela, ofertas a las que la gran señora hacía honor. Al rato, se hizo un silencio total y todos quedaron mirando a la mujer mientras terminaba de tragar un pedazo de pan casero, eructaba sonoramente y mirando con arrogancia a los presentes les dijo con una vocecita imperativa y ronca.

- ¡Señores, hagan lo que tengan que hacer, hablen todo lo que tengan que hablar, pero más vale que se pongan de acuerdo en aumentar los impuestos, tasas y contribuciones! ¡Una vez terminado el contertulio, limpian todo y se me van todos a la misma mierda! -Eso dijo la señora y de inmeadiato sacudió las patas debajo del pollerín de alambre, hizo bastante polvareda y como vino se fue, en la puerta, miró con arrogancia a los presentes y desapareció mientras el indio petisón Dos Santos hacía sonar la cornamenta.

(continuará)
 
Facebook Twitter Delicious Linked in Reddit MySpace Stumbleupon Digg Whatsapp Enviar por Correo

Imprimir Noticia

El Tiempo
Tiempo Esperanza
Buscar Noticias
Frases Célebres
El consejo que la presteza en la ejecución hace seguro, lo hace frecuentemente temerario la tardanza.
Livio, Titus Livius (c.62 a. C.-17 d. C.)
Historiador romano
Cotización del Dólar