AÑO 18

NUMERO 61629

Novela

Año: 6

Número: 407

¡LA NOVELA DEL GAUCHO ALBARRACÍN ESTÁ QUE ARDE! NUEVO CAPÍTULO.

-¡Me voy pa los pagos del Bolivia, mama! ¡Este pueblo de mierda no me hace justicia! -Eso gritaba el gaucho Albarracín desde su posición horizontal recostado en la catrera de su casa paterna.

Su mama, la mama gaucha del matrero, estaba raspando la pava con "pulloil", tarea que solo interrumpía para tirarle unos granos de maíz a los pollos que picoteaban en el patio.

-Justo ahora te vas a ir, que tu tata parece que te va a conseguir un trabajo en la Comuna, no seas mal agradecido mijo...esperá, aunque sea para ver si te gusta el conchavo de empleado público.

-¡Usted sabe mama que yo no estoy hecho para estar encerrado! ¡A los empleados de la comuna no se le pasa nunca la hora! ¡Al principio jugando a la lotería va, pero al tiempo eso ya no es vida, mama, el aburrimiento lo va ganando a uno y se sufre como una madre!

El gaucho Albarracín se volvió a tapar hasta las orejas mientras relojeaba a "Gucho" que, afuera, comía unas ramas de paraíso. Al fondo, cerca del chiquero, se le podía vel el lomo al chancho "Dosantos" que retozaba en el barro. Era un chancho negro robusto y manso que la familia Albarracín engordaba para las fiestas pero que por hache o por be nunca sacrificaba.

-¡Me dijeron que en los pagos de Bolivia se puede hacer una diferencia vendiendo pimentón y clavo de olor, por eso me voy mama, yo estoy hecho para los negocios, me voy a llevar perejil argentino para exportarlo al altiplano!

Por la ventanita del rancho se colaba una reconfortante brisa primaveral que el gaucho disfrutaba desde el catre. Fue por esa ventanita, justamente, que ingresó de pronto, como una violenta catarata artificial, el baldazo de agua fría (de "pozo", según se supo después) que arrojara sin avisar y preso de una rabia incontenible el viejo Albarracín al grito de "¡levantate mierda!" y que provocara un sobresalto notable en el gaucho quién pegó un grito desesperado y se paró en el catre con el cuchillo en la mano. En esa posición estaba cuando el viejo Albarracín, correctamente engominado, le zampó otro baldazo de agua fría.

Lo que pasó después pertenece a los hechos que se inscriben dentro de lo que se llama "intimidad familiar". Si se fue el gaucho Albarracín a Bolivia, si por el contrario solo dijo que se iba para que su Tata, el petiso engominado, no lo haga trabajar en la Comuna, todo eso pertenece a otra historia. (continuará)
 
Facebook Twitter Delicious Linked in Reddit MySpace Stumbleupon Digg Whatsapp Enviar por Correo

Imprimir Noticia

El Tiempo
Tiempo Esperanza
Buscar Noticias
Frases Célebres
Para el hombre prudente es más fácil prevenir que remediar.
Baltasar Gracián (1601-1658)
Jesuita y escritor español
Cotización del Dólar