Dos hombres fueron aprehendidos como "partícipes necesarios" del crimen de la niña Candela Sol Rodríguez (11), hallada asesinada el 31 de agosto en Villa Tesei, y también fue apresado un adolescente acusado de ser quien realizó una llamada extorsiva a la familia.

Fuentes judiciales dijeron que los dos mayores son Fabián Gabriel Gómez y Guillermo López, de entre 30 y 35 años, quienes se declararon inocentes al declarar ante el fiscal del caso, Marcelo Tavolaro. Sobre uno de ellos se investiga si se trata de uno de los captores de Candela.

El abogado Rodrigo González, del estudio jurídico que defiende a ambos, afirmó a la prensa en la puerta de los Tribunales de Morón que Gómez es verdulero y López fletero, que "son inocentes" y que "no tienen nada que esconder".

González detalló que allanaron sus casas de la localidad bonaerense de Hurlingham, de donde secuestraron computadoras, pen drives y teléfonos celulares, luego de ser involucrados "por un nuevo y sugestivo testigo de identidad reservada".

Al respecto, fuentes ligadas al expediente afirmaron que ese testigo es un remisero que fue detenido y luego liberado junto a su esposa el lunes, después de que se hallara un arma de guerra en su casa y de que su abogado denunciara que había sido "plantada".

Al remisero nunca lo indagaron por la tenencia del arma, pero le exhibieron fotografías en las que "marcó" a los detenidos anoche. "El perfil de mis clientes no da con el de una persona que vaya a cometer un crimen tan aberrante y además no tienen ningún móvil para hacerlo", subrayó González y dijo que los familiares de los detenidos dicen que no conocían a la nena ni a sus allegados.

En el caso de Gómez, su abogado dijo que tiene antecedentes por "encubrimiento" en un expediente que investigaba a bandas de piratas del asfalto, pero atribuyó la nueva detención a una reciente denuncia de éste contra policías. 

"Hace tres meses, mi cliente había interpuesto un habeas corpus por amenazas de policías de Morón. Le habían pedido plata para no armarle una causa", afirmó el letrado y dijo que "esta es una buena causa para tomar revancha".

Respecto del menor de edad, está acusado del delito de "extorsión", ya que sería quien llamó a la tía de Candela para exigir un pago por la liberación de la niña.

"En caso de que la voz sea similar al llamado que se hizo desde (el barrio porteño de) Retiro, van a ser sometidos a un estudio de scopometría, un cotejo de voz", explicó Matías Morla, que defiende a otro de los detenidos en la causa, el carpintero Ramón Altamirano.

El letrado también adelantó que el viernes se conocerán los resultados de los últimos estudios genéticos a los que fueron sometidos todos los detenidos tras extracciones de sangre e hisopados bucales y de los peritajes efectuados en la camioneta de Hugo Bermúdez (53), sindicado como autor material del crimen junto con Alberto Espíndola (31).

Además, el sábado se va a hacer un análisis sobre los 70 teléfonos que fueron secuestrados en los allanamientos efectuados en la causa con un sistema nuevo utilizado por el FBI.

"Los teléfonos se enchufan a una computadora y sacan toda la información de imágenes, sonido y mensajes aunque hayan sido borrados también", detalló Morla.

El carpintero Altamirano, también detenido como partícipe necesario, declaró ante Tavolaro y aseguró que es "inocente". Aportó datos de personas a las que aseguró haber visto en la casa donde se cree que la nena estuvo cautiva.

Morla dijo a la prensa que su defendido Altamirano dijo que "no tiene nada que ver con este caso", y que luego de que declaren una serie de testigos que propuso se va a ordenar su libertad.

"A nuestro criterio, (la declaración) le resultó sumamente convincente (al fiscal) y va a terminar la cuestión como una persona que estaba en un lugar poco indicado y nada más, pero que no tiene absolutamente nada que ver, es inocente", remarcó.

Altamirano quedó involucrado en el caso a raíz de la declaración de un testigo de identidad reservada que dijo que Candela estuvo cautiva en su casa, en la calle Charrúas 1081 de Villa Tesei, y luego en la casa de Kiernan 992, a pocos metros de la anterior, propiedad de otra detenida en el caso, Gladys Cabrera.