AÑO 18

NUMERO 61629

Novela

Año: 6

Número: 388

LA NOVELA DE MAMA JUNIORS: CORTE DE CINTA. (Lectura obligada de fin de semana)

La gran señora del Salado encontrábase en su despacho dispuesta a ingerir su dieta de mediodía, la cual, en el día de la fecha, constaba de una hoja de lechuga, tres porotos blancos y un litro de tinto, cuando vino a interrumpir su santuario uno de sus mayordomos para informarle que era requerida de urgencia para inaugurar una salita y aparatos de última generación en el Sanatorio Esperanza.

- ¿Y cuando es eso?
- Ahora. Su Majestad deberá apurarse porque ya está el compañero Allín sosteniendo el moño de la cinta inaugural.

La alcaldesa, al escuchar el nombre del compañero Allín, uno de los peronistas díscolos que últimamente le niega el saludo, se irguió en su palangana con salmuera donde tenía sumergidos los pies y avarajando al toque el làpiz de labios, se pintó la boca, sacudió la cabeza para que vuelen los escasos ruleros y calzada con botas negras y poncho al tono, se dispuso a encarar las escaleras.

-¡No puedo fallarle al compañero Allìn! -recitó la señora mientras sus ayudantes empujaban las botas con la intención de calzarlas en los piececillos de la gran dama.
-Señora, estas botas se resisten a entrar.
-¡Deje como está! ¡Voy así nomás, no puedo hacer esperar a esa gente!

Con una bota a medio entrar, casi arrastrando los pies por el salón, la inmaculada Intendenta llegó hasta la mitad de su camino y se rindió.
-¡Señores, ayúdenme a extraer este adminículo de mis patas, no puedo ir así, los médicos me internarían creyendo que tengo luxada la cadera!

Se afirmaron dos robustos edecanes a las botas mientras otros dos sostenían a la señora por las axilas, contaron hasta tres y cincharon a más no poder a tal punto que uno de los que tiraban dejó escapar una flatulencia en el esfuerzo. Las botas no cedían, el tiempo se esfumaba y fue entonces que cubrieron a la alcaldesa con una cortina de pesado paño rojo y la bajaron de incógnito al corralón, se hizo presente el responsable y mandó traer de inmediato el tractorcito que se adquiriera en el último ejercicio. Con la fuerza de la máquina y la ayuda de una soga las botas volaron por fin aunque sin poder evitar que vuelen también los que sostenían a la señora MamáJuniors con mamájuniors y todo. Gran revuelo para recomponer a la Intendenta que tironeaba tratando de despegar los lentes de las paredes un tambor de brea, cerca del cual había aterrizado.
A la morocha que dirige a los inspectores le expropiaron los zapatos que fueron a parar a los pies de Su Majestad a quien de inmediato trasladaron en el tractor hasta una cuadra antes del Sanatorio.

- ¿Puede caminar con esos zapatos? -preguntó el chofer del aparato agrícola.
- Mas o menos, la otra gorda calza un número menos que yo...

La señora encaró la vereda por la calle Belgrano y se perdió doblando la esquina. Lo demás, el corte de cinta y todo lo que sigue, fue visto por televisión.
 
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