"Señora, ahí llegaron los del pacto de los 150 años, el primero que llegó es un mozo que dice que es el presidente del partido radical y que viene porque le dijeron que venga pero que no sabe bien a que viene."

La señora estaba sentada con un plumín en la mano, frente a su mesa de trabajo, sobre la que descansaba un pergamino escrito prolijamente, en caligrafía antigua, con letra gótica y tinta china.

"¡Y éste quien es!" dijo la gran dama al ver entrar al que decía ser el responsable de la oposición en la comarca.  "Este, es un jovenzuelo que, al parecer, le dice a De Pace, Grenón y compañía que es lo que tienen que hacer y firmar" informó el morocho secretario de gobierno mientras hacía una reverencia al recién llegado.

-¡Para qué carajo me hicieron venir, che! -dijo sacando pecho el visitante mientras relojeaba el pergamino que estaba sobre la mesa- ¡No vaya a ser cosa que me hayan hecho venir al cuete!

- ¡Miren a este fulano, no lo invitó nadie y se retoba! -se quejó la señora al oído del secretario de gobierno. 

-Señora nos conviene tenerle paciencia porque si se enoja, se las toma, y nos quedamos sin pacto de los 150 años.

- ¡Bueno, apuremos el asunto, qué es lo que me quiere mostrar, che! -reclamó el purrete radical mientras miraba el reloj.

- ¡Quién le dio a éste vela en el entierro para que me ande tuteando! ¡Llamen a la custodia y que lo rajen! -volvió a quejarse la alcaldesa mirando a su ministro morocho.

El secretario de gobierno tomó el pergamino que se encontraba sobre el escritorio apretado con un tintero y lo desenrolló para mostrárselo al correligionario radical. El papel repleto de arabescos y filigranas decía en letra gigantesca en el encabezado "Pacto de los 150 años" y a continuación estaba en blanco.

-¿Qué es ese papel?

-¡Esto es el pacto de los 150 años señor mío! -recitó el secretario.

- ¡Casi nada! ¿Y por qué está en blanco?

- Porque, en realidad, queremos pactar, sabemos que queremos pactar algo, pero todavía no sabemos que cosa queremos pactar.

-¿Se olvidaron?

- Algo así, la señora está pensando ahora.

Efectivamente, la señora había destapado una botella de anís "8 Hermanos" y le pasaba la lengua a una copita de postre en franca actitud pensante.

-¿Y qué está pensando? -preguntó el presidente de la UCR.

-Está pensando en que era lo que quería pactar.

-A mí me parece que está pensando más bien, en si se toma otra copita de anís o corta ahí...

La gran dama, su majestad hizo una seña a su secretario con el dedo y este se dirigió con diligencia hacia donde estaba su jefa. Ana María de los Angeles le dijo algo al oído y el morocho miró hacia la visita, luego se arrimó dejando a la alcaldesa sola con los "8 hermanos".

-Dice la señora que si no puede inicialar el "pacto" así como está.

-¿Quiere que lo firme en blanco?

-Ella, cuando termine de pensar, lo manda llenar, señor.

El chiquilín radical sacó un pañuelo con la foto de Becchio y se sonó la nariz. Enseguida juntó los tacos, hizo la venia y dando media vuelta izquierda encaró para la puerta. Al llegar a la puerta volvió a hacer media vuelta, sacó un peine con la imagen de Albarracín, lo escupió y se peinó el jopo, después largó una risotada y se perdió por las escaleras.

- ¡Qué mocoso prepotente y maleducado! -se quejó la señora visiblemente contrariada- ¡Una quiere hacer algo y estos cabecitas negras lo complican tutto! ¡Como decía el General! - Después frotó la botella de anis contra su camperita de lana angora amarilla y le mandó un trago a pico.