Se agradece a las autoridades municipales el reconocimiento hacia los comunicadores locales colocándolos como ejemplo y casi como imagen del hombre y la mujer esperancinos en un cartel grandote que se levanta prepotente en la entrada Este a la ciudad, frente a la estación de servicio que allí se encuentra.

El mamotreto, con la foto del comunicador Marnicco, la comunicadora Overlin y el loquitor Bonetto es de una belleza singular. Los esperancinos que por allí pasan, hinchan su pecho de sano orgullo, con solo imaginar lo que pensarán los peregrinos que entran a la Suiza de las Pampas por ese lugar estratégico. Los mal pensados sugieren que es un homenaje de la gestión Meiners a sus obsecuentes boletineros, pero eso es envidia, señores, seguro que Estrubia y otros bocinas están sangrando por la herida y quisieran estar también en el cartel. Ahora ya está, en la próxima gigantografía, incluirán seguro a los que faltan.