La afiebrada actividad que despliega la señora Alcaldesa manejando los grandes temas ciudadanos, muchas veces hace olvidar la rutina diaria. ¡Ni siquiera imaginan los desagradecidos ciudadanos lo que debe renegar la señora con los detalles de todos los días! Y para muestra basta un botón. Aquella mañana cuando la Intendenta llegó, una notable cola, una fila, integrada por la mayoría de sus colaboradores se encontraba frente a la puerta de su despacho.

-¿Qué es esta cola en la puerta de mi oficina? - preguntó entre dientes la primera dama, mientras se sacaba un rulero rebelde que le había quedado enganchado del fin de semana.

- Están todos sus asistentes y colaboradores para que usted les indique el lugar de sus puestos de lucha, señora. -Respondió su edecán, un mozo bien peinado, que solía festejar a la hija de la alcaldesa.

- ¿Y desde cuando? - inquirió la reina visiblemente molesta mientras se metía en el salón de los tejemanejes pechando al primero de la fila.

-Desde que no saben que hacer, señora.

- Dígale de inmediato al doctor Gabriel Chapatín que les diga que deben hacer, yo, como usted ve, señora edecán, estoy ocupada. -Ordenó la dama sacándose los zapatos y aflojándose el cinto.

- El señor doctor está borrado, gran señora, se oculta, al parecer, para no piantar los votos peronistas que serán tan necesarios dentro de poco.

-¡Se esconde! ¿Y donde se esconde? -La señora preguntó mientras abría un cajon de su mesa de trabajo y sacaba media docena de medialunas y tres bolas de fraile.

- El señor doctor Gabriel Chapatín ha adquirido un campo en la vecina localidad de Providencia y anda por el pueblo ataviado con bombachas, faja, cinto y corralera, para que no lo conozcan.

- ¿Y no lo conocen?

- Por el momento no, pero en caso en que lo conozcan, dice que tiene preparado un disfraz de chancho, usted sabe que el doctor siempre tiene un plan "B" para la ocasión...

La señora ya se había instalado en su sillón, se había sacado las medias y colocado prolijamente los miembros inferiores sobre el escritorio. Debemos decir que su asistente se esforzaba por comprender lo que decía ya que sus dichos no eran del todo claros en tanto que su Majestad le había metido un prudente mordisco a una bola de fraile.

-¡Y quienes son los que están en la cola, si se puede saber! -gritó la señora, despatarrada y con la boca llena mientras se rascaba la pantorrilla.

-En realidad son unos pocos nuestros, la mayoría de los que están en la cola son contratados, es para hacer ver a nuestros enemigos que somos muchos ¿vio?.  El doctor Gabriel Chapatín ha conseguido una empresa que nos provee "amigos ocasionales", por supuesto quie con fines de lucro, hasta tienen un slogan publicitario "tenga un amigo desinteresado, páguelo en cuotas".

- ¿Y cuántos de los nuestros propiamente hay en la cola?

-Uno solo, señora, está el operario que se hace llamar "el zorro Aldo de la Vega".

- ¡Y qué es lo que quiere, el coso ése...! -La señora había despachado las bolas de fraile y se disponía a engullir una medialuna.

- El zorro quiere saber a qué barrio le toca el "lomo de burro" de la fecha.

- ¿Lomo de burro? ¡El es un burro! ¡Dígale que lo haga en "La Orilla" que siempre quieren esas cosas! -La señora, con bastante mal humor, se sonaba la nariz con un decreto que declaraba de interés municipal al Cuerpo de Bomberos.

- ¡Y el candidato Bechio! -preguntó su Majestad de pronto mientras cerraba un cajón del escritorio con una patada.- ¡En qué lugar de la cola está el candidato Bechio, si se puede saber!

- Ése no está señora.

-¡Cómo que no está! ¿Donde está?

- Desde el viernes que no viene, un gordo del PRO, que dice conocerlo, ha informado que el candidato Bechio todos los primeros viernes de cada més se hace lobizón.

-Pero hoy es lunes. -Dijo la primera dama bastante molesta.

-Parece que le cuesta salir de ese estado, señora.

-¡Qué venga igual! ¡Qué venga de inmediato, como lobizón o como lo que sea, qué joder! -gritó la alcaldesa arrojando un pedazo de medialuna contra el cuadro de Stinson que sonreía desde la pared.

- Dice que le da vergüenza, señora, hoy lunes, el hombre no se ha repuesto del todo todavía y según se dice, no está presentable.

- ¿Cómo que no está presentable?

- Está mitad hombre y mitad perro, señora.

La señora retiró las piernas de sobre su escritorio y se puso de pie. Miró con furia a su asistente y luego se dirigió hasta los ventanales desde donde observó a unos perros que cruzaban cansinos los senderos de la gran plaza.

-¡Y qué parte del candidato es perro, señor asistente!

- La parte de abajo señora, hasta la cintura.

En realidad el candidato a concejal se ocultaba en su domicilio temeroso de que lo detuvieran los miembros de la Protectora de Animales, cuyos miembros, sabedores del asunto que inquietaba al fulano, le hacían guardia frente a su domicilio todos los primeros viernes de cada mes.

- Eso no es nada -dicen que dijo una vez el tal Bechio- la Protectora es lo de menos, el problema son los otros perros....