AÑO 18

NUMERO 61629

Novela

Año: 6

Número: 347

LA NOVELA DE MAMÁ JUNIORS.  HOY  "150 AÑOS"

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El gran salón de los tejimanejes era un mundo de gente. Peinadores y modistos iban y venían llevando y trayendo cajas de zapatos, ruleros y redecillas. Algunos delicados maquilladores habían confeccionado una máscara verde sobre el rostro de la reina del Salado y aguardaban en un rincón, acaso el resultado de tan original obra, mientras la señora se enfundaba en unas "medibachas" color negro con bastanta esfuerzo y trajín.

- Aquí tiene gran señora Ana, la lista de quienes debe saludar en el acto de los 150 años del Concejo Municipal. -dijo uno de los colaboradores vestido de traje y corbatita.

-¿Una lista? ¡Pero donde se ha visto...! ¡Señor mío yo voy a saludar al que tenga ganas, por favor!

-Lamento decirle que es obligación respetar el protocolo y según las reglas, resulta que hay personas a las que usted debe saludar con un beso, otras solamente estrechándole la mano y otras a las que directamente no debe darle ni la hora.

La señora observaba detrás de la máscara verde, parada sobre el escritorio donde un grupo de diseñadores intentaba encajarle un par de botas.

-¡Ay, señora alcaldesa, levante un poco la pata derecha y aguante...! -decía molesto uno de los modistos, un muchacho delicado con pañuelito al cuello y arito.

La primera dama obedeció de inmediato y quedó en posición de "grulla" apoyando la mano izquierda sobre la cabeza del señor Mario Tres Santos y la derecha prendida de la araña que colgaba del techo.

-Disculpe señor Tres Santos, pero si no me apoyo en su cabeza, es imposible para mí mantener esta posición.

Tres Santos, que estaba vestido con traje blanco, parecía el chino de la "Isla de la Fantasía". El petiso asintió con la cabeza mientras se aflojaba el moñito.

De pronto en medio de la multitud se escucharon los gritos de el que parecía ser el comandante circo, el cual venía de afuera trayendo al Secretario de Hacienda acicalado con peinado engominado en el jopo y campera de plástico color rojo y azul. "Este está listo, dijo el tipo, es todo lo que pudimos hacer" y se mandó como un balazo hacia donde estaba la señora.

-¡Señora, haga el favor de bajarse, que vamos a practicar el protocolo!

- ¡Ufa, che, este asunto ya me está cansando! -dijo la jefa mientras se agachaba y hacía rebotar un botón de la faja contra el cuadro del Intendente Breques-

-Señora, ponga atención por favor que ya terminamos - dijo el tipo mirando fijo, mientras esperaba que la alcaldesa llegue al piso- Gran señora: haremos lo siguiente, he decidido acompañarla hasta el acto para que no se cometan errores, estaré cerca suyo y le haré de apuntador...

-¡Y como es eso! - Rugió la Intendenta visiblemente molesta por la máscara verde que le empezaba a picar.

-Muy simple señora, cuando yo le diga "cuca" usted saluda con un beso, cuando yo diga "cuco" solamente con la mano y cuando diga "culo" niega el saludo y da vuelta la cara...

Los entrenadores pusieron un perchero en el medio del salón para que oficie de contertulio y empezaron a practicar arrancando con la comitiva irrumpiendo al salón y saludando al perchero según las instrucciones del profesional. Colgaban por turno un cartelito en el perchero que primero decía "Vicegobernadora" y el apuntador, haciendo la seña del mate y venga, le decía a la alcaldesa "cuca", enseguida cambiaban el cartel por "Diputado" y el modisto le susurró "cuco", siguiendo por tres o cuatro nombres que no vienen al caso a los que les correspondió la orden "culo".

En eso estaban, la señora y sus cortesanos, practicando, yendo y viniendo, saludando una y otra vez al perchero cuando vino a entrar de prepo el candidato del PRO, señor edil Mefistófeles Bechio quién se mandó al salón con paso de murga, vestido para la ocasión, y no tuvo mejor idea que ponerse en posición de firmes al lado del perchero en el mismo momento en que la señora se arrimaba para saludar, el candidato gorila creyó que su Majestad se venía al humo a saludarlo a él y, entonces, abrió los brazos amagando un abrazo. La señora sorprendida por el gesto se paró en seco, se rascó la pera embardunada con crema verde y miró a su apuntador. En el salón retumbó la palabra "culo".

La noche llegaba con sus estrellas y con algo de frío. Los que miraban desde el llano habrán observado con satisfacción las luces que iluminaban los poderosos ventanales del palacio municipal y, tranquilos, relajados, confiados, habrán conciliado el sueño, seguros de que sus gobernantes velan por ellos. 
 
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