"Los que se van del país (pero después  vuelven)"

El Rotary, a traves de sus representantes locales, interviene en los llamados "intercambios internacionales". Trae chicos de otros países, que estamos viendo con bastante frecuencia en la ciudad y envía alguno que otro de los nuestros. Experiencias, que sirven de mucho, según como se mire.
-Un año allá vale por diez aquí.
-Y un mes aquí vale por cinco años allá. Habría que mandar a todos los argentinos una temporadita a ventilarse para que vuelvan tan revalorizadores.
No es el paso del tiempo ni la distancia sino cómo pasó el tiempo. El que vuelve no es el mismo, aunque tal vez sea más sí mismo que antes.  El que se va y vuelve, vuelve crecido. Un tiempito de jugarla de visitante le enseñaron a ver la realidad de manera más realista.  Se ha largado esta vez desde cero. Ha arriesgado más. Ha debido aguzar ingenio y fuerzas para no ser comido por la inercia y hostilidad del medio nuevo. Ha visto desde otro ángulo, ha encontrado respuestas más o menos definitivas para sus contradicciones románticas, ha aprendido a contar con lo que tiene. Tantas cosas en tan poco tiempo que indefectiblemente vuelve otro.  Y cuando le preguntamos que "es lo bueno de volver", las excusas son comunes, venir a ver a la familia, encontrarse con tres o cuatro personas que siguen diciendo cosas al hablar. Volver es como volver al armario de los juguetes, con una diferencia de "fierro", ya no se permiten ingenuidades ni desconsideración con los anfitriones.  Regocijo, alegría, eso es lo que origina descubrir que viajar nos devuelve la increíble felicidad de saber que pertenecemos a alguna parte. Y eso es mucho.