Luiz Inacio Lula da Silva se hace popular, recorre las fabelas y promete paliar la hambruna que azota a su Brasil. De Gennaro el sindicalista con mejor imágen en argentina (lo cual no es poco) tiene excelentes relaciones con Lula. Duhalde pide el apoyo de De Gennaro para su pollo el ex-montonero Kirchner. De Gennaro, líder de la CTA, le dice que no. Puerta que es más "finoli" que De Gennaro también le dice que no. Eso fue sorpresa. ¿Y Reutemann? Reutemann no contesta. Esto no fue sorpresa.  ¿Todos se niegan a conformar un frente antimenemista?  ¿Qué quiere Duhalde? ¿Acaso ha percibido un giro hacia la izquierda en América del Sur y busca candidatos emparentados con la izquierda? ¿Quiere aprovechar la popularidad de Lula y colarse en un trencito socializante que avanza ahora que los norteamericanos están ocupados buscando petróleo?.  Entre los tentados por Duhalde figuran el frepasista Hermes Binner y el jefe del gobierno porteño Anibal Ibarra (que está indeciso). "Queremos hacer alianzas con fuerzas políticas afines, que superen el justicialismo."  (repiten las voces cercanas a Duhalde). Mientras tanto la primera dama se llega hasta una aldea ¨Carovi¨, a 115 kilómetros de Posadas, y le entrega a los aborígenes títulos de propiedad (¿El síndrome Lula?), después se aloja en la casa del senador misionero Ramón Puerta (que no apoya a Kirchner). Todo muy sugestivo. En resumen, una coctelera que parece ir acomodando al azar a los miembros de un mismo partido separando las cosas según el color del pelo. ¿Será la hora de la zurda peronista?. Lo que está claro es que aprovechando el carisma del líder de izquierda que se mueve en el gigante Brasil, con todo el aire (y el crédito) de la escoba nueva, los políticos nuestros se reacomodan en un frente mistongo (socialista a la criolla) para ganarle a un riojanito mafioso y obsesivo que genera escozor entre propios y extraños. En fin, es un tanto difícil seguir el camino que resuelva esta galleta justicialista, hasta es posible que algunos que están ahora de este lado, la semana que viene se corran al extremo opuesto. Uno de los colaboradores de Reutemann, en oportunidad de participar de una charla en nuestra ciudad, contó que el Lole, estando en Buenos Aires en una reunión con las fuerzas que manejan (en serio) el peronismo criollo (gente de Duhalde, Barrionuevo, Pierri, Menem, etc.),  se encontraban decidiendo el tiempo que le darían a Chupete De La Rua (al que finalmente echaron) y el Lole (que no entendía nada), ya de vuelta en Santa Fe, comentó aludiendo a la reunión de la que había participado: "Para entender ese lenguaje y esos códigos tendría que volver a nacer y haberme incorporado al peronismo a los cinco años de edad. Ah,  y ni soñar con perder un minuto de tiempo siendo piloto de fórmula uno."
Tal vez ese pensamiento explique las idas y venidas de nuestro gobernador, que sigue sin entender muy bien a sus compañeros. Después de todo: ¿Quién entiende?