AÑO 18

NUMERO 61629

Novela

Año: 5

Número: 265

¡LA NOVELA DE MAMÁ JUNIORS! ¡CAPITULO ESTRENO! ¡IMPERDIBLE! LA SEÑORA ENFRENTADA CON LOS CONCEJALES. HOY: EL PEDICURO CORTA LAS UÑAS DE LAS PATAS.

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EL PRESENTE CAPÍTULO CONSTA DE UNA EDIFICANTE MORALEJA QUE SUGERIMOS SEA LEÍDA PARA BIEN DE TODOS Y PARA MAL DE NINGUNO. SE AGRADECE. 

-¡Señora, señora! –El que gritaba como un negro era el Secretario Anza quién llegaba a todo trapo al salón de los tejemanejes. 

La señora tenía los dos pies en una palangana "para ablandar las uñas" previo a un tratamiento a cargo del pedicuro el reino. 

-¡Ay, me asustaste che! ¿Quién es este negrito que nos interrumpe? –dijo el pedicuro mientras sacudía la canilla derecha de la primera dama.

- ¡Araca la cana! ¡Avanti morocho! ¿Qué pasa que viene tan agitado? –preguntó la señora sacudiendo un pie con algodones entre los dedos.

El secretario venía al parecer corriendo desde lejos y considerando que debió toparse con las escaleras se comprende por que llegaba al salón con la lengua fuera de las fauces. La señora advirtiendo el estado lamentable de su compinche ordenó se le arrimara de inmediato una jarra con agua y un poco de caña paraguaya para que se haga un buche. 

-¡Tranquilo, meta la lengua adentro y hable sin miedo, señor Anza ! -ordenó la alcaldesa.

-Señora, vengo desde los dominios del Honorable Concejo y debo decirle que se corre la terrible "bola" de que los inmaculados ediles se asociaron con los despedidos municipales y se aprestan a levantar una carpa frente al municipio...

-¿Y qué tengo yo que ver con todo eso, señor mío? –preguntó la rechoncha señora sacudiendo el dedo gordo del pie derecho.

- Es que dicen que usted les retiene los emolumentos con los cuales compran el puchero y que eso no puede ser. Y que si esta situación continúa iniciarán una huelga de hambre sin líquido y sin sólido... 

-¿Huelga de hambre? ¡No me haga reír! ¿Y quienes son los que van a hacer una huelga de hambre, si se puede saber...? – interrogó la Intendenta haciéndose gárgaras con una medida de anís.

- Señora, eso es lo terrible, los concejales han decidido que la huelga de hambre se inicie por sorteo... –El secretario a esta altura se había secado tres veces la frente con un ejemplar del proyecto del campanario. 

- ¡Ay no me diga que el primero en salir sorteado fue mi colega Caponino! –dijo la señora estirando el pie izquierdo para que el pedicuro le corte las uñas. 

-¡Ojalá hubiese sido! ¡No señora, terrible desgracia, el que salió sorteado para la huelga de hambre fue el compañero Andreoli!

- ¿Andreoli? ¡Dios Mio! Vaya, hable con Andreoli y ordénele de parte mía que renuncie a la huelga...

- Eso quise hacer pero no quieren hablar conmigo señora – dijo el secretario con la voz algo apagada.

- ¡Ajajá! ¡No quieren hablar y entonces el diálogo donde está! ¡Pensar que se llenan la boca con que tiremos todos el mismo carro, pura sanata, señor, puro blabla! ¿Y por qué estos renacuajos no quieren hablar con usted compañero Anza.

- Porque soy negro.

La señora pensó un instante mientras ordenaba a uno de los monotributistas que le saque los algodones de los dedos del pie derecho, a continuación haciéndose un buche con medio vaso de Cubana habló y dijo. 

- El compañero Andreoli está bastante gordo, puede hacer ás de una huelga de hambre. 

Dicho esto, la señora sacudió un poco las patas para que se sequen, envolvió su cabeza con una toalla mojada y se llamó a silencio. El sol entraba por los ventanales del gran edificio blanco donde, día tras día, se juega la suerte y el destino de los habitantes de la Suiza e las Pampas.

 MORALEJA: "SOLO ES TROLO EL QUE SE DEJA". El manoseo a que son sometidos los ediles elegidos por el pueblo para que ejerzan la representación de los electores con coraje y entereza, ya ha llegado a límites difíciles de tolerar.

 Hemos visto algunas reacciones que pueden significar un cambio de actitud por parte de los concejales, no obstante seguimos sosteniendo que lo normal sería que hasta que no se normalice la situación del Concejo Municipal, este cuerpo colegiado no debería tratar ninguno de los proyectos del ejecutivo Meiners. Mientras esto no suceda, mientras el Concejo no emita una declaración pública reafirmando con dignidad los valores y las obligaciones que supone la vida en democracia, toda esta situación, con retención del presupuesto del cuerpo de la calle Lehmann por parte de la señora y su Lopez Rega de turno, carece de la seriedad suficiente como para que de ahora en más tomemos en serio el papel de los concejales ciudadanos. 

 Si cercenando los medios que permiten que los representantes del pueblo sesionen con dignidad se creyó que se "desgastaba" a los integrantes del concejo delante del pueblo que lo eligió, pues, hoy debemos decir que tal objetivo se ha logrado. La gente mira como mira el testigo de una pelea en la cual dos contendientes se agarran a las piñas, uno de ellos (utilizando todos los métodos arteros que se quiera) le está dando una tremenda paliza al otro, y el otro, pobre, revolcado por el suelo, con la cara llena de dedos, se empeña en conciliar con su agresor. 

¿Qué pensamiento puede alentar el pueblo hacia aquellos que, por más civilizados que sean, se dejan humillar por una camarilla de ineptos que circunstancialmente ocupan lugares privilegiados? 

¿Han analizado este asunto los concejales? ¿Se han puesto a pensar, haciendo un poco de ejercicio de sana empatía, en lo que esta conducta sumisa provoca en la sociedad que los ha elegido?

 Lo mínimo que piensa la gente es "que son todos iguales". ¿Quieren los concejales parecerse a esta parodia de gobierno que hoy todos critican porque ha desaparecido de la ciudad?

Es cierto que el gobierno de la señora Meiners es invisible cuando se trata de cumplir con los servicios mínimos, pero donde no es invisible, donde tiene presencia real y concreta, es en la agresión sostenida a la gente propiamente dicha, olvidándola, riéndose de sus pedidos y negándole hasta la más mínima ayuda. 

Los ciudadanos que ocupan una banca en el honorable cuerpo de la calle Lehmann no pueden ser ajenos a esta realidad. Porque son (o tendrían que ser) la vanguardia de la gente, si estos vecinos honrados con tan notable cargo,  olvidan su función y se esconden tras una maraña de justificaciones, entonces, como dice Dante en la "Divina Comedia": que abandonen para siempre la esperanza los que viven por aquí.
 
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